~No le gusta que le digan Pecas, Rosebud, o Weasley

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Epílogo (Parte I):

-¿Tenemos que quedarnos las dos horas? -Preguntó en un susurro. Albus se contuvo y no rodó los ojos, se limitó a asentir quedamente con la cabeza. Scorpius resopló y siguió dibujando en su pergamino, llevaba casi una hora haciendo garabatos por toda la hoja.

La clase de Historia de la Magia era la que más le aburría, pero le aburría más el hecho de que su maestro fuera un aburrido fantasma. Varias veces le había sugerido al Barón Sanguinario como suplente del Señor Binns, pero el fantasma nada más lo miraba molesto y se alejaba sin dirigirle la palabra. En su opinión, él, como maestro, sería mejor; por lo menos le temería un poquito.

-¿Has hablado con Rose? -Preguntó Albus después de unos -aburridos - minutos.

El chico pocas veces la mencionaba, algo que a Scorpius le frustraba mucho porque eran menos horas de hablar sobre ella. Miró a su amigo y asintió, pero de sus labios no salió nada.

-¿Me ha mencionado? ¿Ha dicho algo sobre-?

-¿Por qué no vas y hablas mejor tú con ella? -Preguntó Scorpius, fastidiado.

El que Rose siguiera sin hablarle era solamente culpa de Albus y él no tenía nada que ver. Con él, la chica estaba perfectamente bien, y no pensaba sacar el tema de Albus a relucir para que la pelirroja se enojara.

La prefería calmada... a veces.

-Ella es la que no quiere hablar conmigo -dijo Albus, enojado.

-Y con sobrada razón -murmuró Scorpius.

La campana sonó una vez más, anunciando exactamente la mitad de la clase.

...

Lo mejor de tener dos horas de Historia de la Magia era el final. Tenía dos horas libres, Pociones, y de nuevo, una hora libre. Decidió irse de inmediato a su árbol; Albus había preferido irse a quién sabe de dónde.

Lo cierto era que desde el asunto entre Albus y Rose, Scorpius también se había distanciado de su amigo. Al poco rato comprendió que a la chica la quería mucho, sin embargo se reprochaba el haberse alejado del chico, pero a su mente volvía el por qué todo eso, y se olvidaba de la culpa.

No lo podían culpar, no soportaba el hecho de ver a Rose mal, ya era bastante con tenerla enojada de vez en cuando por sus propias tonterías, como para que más problemas se le presentaran.

Cuando llegó al árbol no se sorprendió al ver a la pelirroja ahí. Parecía dormida, así que, sin poder -o querer- evitarlo, una sonrisa maquiavélica apareció en sus labios.

Se le acercó pero se le quedó observando durante unos segundos. Si ya le parecía hermosa despierta, dormida no tenía palabras. Estuvo a punto de no hacerle la broma, pero su compasión disipó en cuanto, de los labios de la pelirroja, salió un te quiero.

Tuvo un pequeño deja- vú, pero igual gritó en el oído de la pelirroja su nombre, fuertemente.

-¿ESTÁS LOCO? ¿ME QUIERES MATAR DE UN SUSTO, ACASO? ¿ESTÁS DEMENTE?

Scorpius rodó los ojos, le tapó la boca con la mano, y le sonrió de lado. Hizo que se sentara de nuevo, esta vez junto a él, y hasta que no hubo parado de despotricar contra él, le destapó la boca.

-Pensé que había quedado claro que éste era árbol, ¿no? -preguntó, alzando las cejas y mirándola.

Rose le sonrió y le hizo una señal para que la siguiera, ambos se pararon y fueron detrás del árbol.

Weasley, como la palma de mi mano (ATP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora