41. "Sale el sol".

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Disculpenme por tardarme :( 

Ahora solo disfruten del último capítulo de Papá de Repuesto. Gracias por acompañarme en esta historia que salió de mi pequeña y a veces idiota, cabeza.

41. "Sale el sol".


Dos meses después.

|Narra Mia|

No veía nada. Me sentía confundida y ansiosa. Lo único que había visto de la casa eran las fotos que Ethan me enseñó, solo eso. Estaba vacía en esas fotos. Ahora todo estaba amueblado. El cuarto de mi hija decorado y el de Nick también. Eran de los pocos detalles que Ethan cedió a darme en el camino. Ahora se acababa de detener.

-¿Llegamos? Siento que estuvimos en el auto demasiado tiempo. –Escuché su risa ronca a mi lado-.

-No fue tanto, veinte minutos sin tráfico. –Habló mientras escuchaba que también abría la puerta-. Además te canté en el camino, ¿no te gustó?

-Apestas cantando, Ethan. –Soltó una carcajada-. Solo quiero verla ahora mismo. –Crucé los brazos-.

-No te muevas, te ayudaré a bajar.

-Si me caigo y algo le pasa a Hailey, será tu culpa. –Pero ya había salido del auto y no me escuchaba. Lo siguiente fue muy rápido, abrió la puerta y sin percibirlo de ningún lado con mis otros sentidos, estampó sus labrios en los míos llenándome de sorpresa. Lo seguí besando porque mis hormonas ahora estaban muy alteradas y no lo podía contener-. ¿Y eso? –Pregunté con una risilla nerviosa-.

-Qué importa. Toma mi mano. –Cuando sentí que la posó sobre la mía, la tomé con fuerza y subí la otra hasta sentir su hombro. Me jaló un poco y bajé con mucho miedo a caer y talvez tomándolo con más fuerza de la que debería-. Mia, no te dejaré caer. –Asentí y aflojé un poco las manos-.

Me caminó en línea recta como cinco pasos y luego me indicó de tres escalones que subí con su ayuda. Sin soltarme la mano escuché el tintinear de unas llaves y la cerradura. Avanzó de nuevo y el sonido me indicó que cerró la puerta. Lo solté y tomé la venda en mis manos decidida a quitarle, pero nuevamente me detuvo.

-¿Y ahora qué? –Fruncí los labios, de nuevo dejó un casto beso en ellos-.

-Solo estoy un poco nervioso. Para esto he trabajado, en esto invierto el bono del viaje del año pasado. Para que te guste.

-Sea como sea me va a gustar, Ethan. Eso tenlo seguro. Solo déjame verlo. –Hice un puchero, ansiosa. Escuché su suave y ronca risa y luego sus manos tocaron la venda y la desataron por detrás y luego la quitaron de mi cabeza-.

Vi todo, muy sorprendida, el espacio de la casa era abierto, tenía techos altos, color blanco liso en las paredes y muebles conocidos y otros no. Caminé un poco, viendo como al fondo del pasillo con había unas escaleras a la segunda planta. Al lado derecho de estas había una entrada amplia y sin puertas. Al lado izquierdo una puerta de madera oscura con algo misterioso dentro. Un par de metros antes –más cerca de nosotros- otra puerta de madera cerrada. A nuestro lado derecho, antes de la amplia entrada a no-sé-dónde, había tres escalones para bajar a lo que era la sala. Esta tenía los muebles completamente nuevos, sofás gris claro y blancos.

La casa tenía un orden inexplicable y cuando llegamos a la puerta misteriosa más cercana mis ojos se aguaron. Sí, estoy más sensible por el embarazo, pero de todas maneras hubiera llorado si no estuviera así.

-Esto es específicamente para ti. –Ethan me sonrió con cariño mientras se quitaba de mi campo de visión-.

Era una oficina amueblada justamente como yo lo hubiera querido. Había una silla giratoria detrás de un gran escritorio, dos sillas-sofás al lado opuesto. Mi laptop estaba ahí también. Había plantas y un ventanal que daba vista a un patio desconocido. Había archiveros cerca de una de las esquinas y un pequeño refrigerador. Tenía un armario y varias cosas más.

Papá de Repuesto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora