CRATERES

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El tiempo que llevaba mirando la tierra desde el ventanal del palacio de la luna, se redujo a minutos (aunque en realidad llevaba horas ahí).
Había discutido con Serena. Otra vez. Comenzaba a hacerse costumbre aquella manera de quererse: A gritos, a lágrimas, a reclamos de cosas pasadas o inexistentes...
Darién había accedido a edificar nuevamente "El Milenio de Plata" junto a Serena. Y para ello habían tenido que renunciar a sus vidas en la tierra y vivir de forma permanente en la luna. Al principio todo había resultado tan perfecto, que viéndose en aquella vergonzosa situación, no podía más que sentirse un completo idiota.
- Te arrepientes. ¿No es así?
- ¿Vienes a seguir provocándome? - respondió él de forma fría y casi grosera. Ella suspiro. Se sentó al borde de la cama de su habitación con la vista clavada en las finas sabanas. ¿Cuánto tiempo hacia que Darién no le hacía el amor? Por instantes se sumergió en el recuerdo del eco de sus gemidos; la figura de Darién, sin importar que estuviese de espaldas a ella, seguía provocándole el deseo natural de ser poseída por la contraparte masculina. Quería volver a sentirse mujer. ¿En qué momento se había vuelto más fuerte que él? No lo sabía.
- No quiero que sigamos así. - dijo finalmente - Me duele verte de este modo.
- ¿Y qué sugieres? - Era el colmo.
- ¡Darién! - grito furiosa - Estoy tratando de reparar las cosas.... ¡¿Puedes poner algo de tu parte?!
- ¡¿Qué más quieres de mi Serena?! ¡vamos! ¡¿Qué más necesitas?!... ¿Qué te hace falta por quitarme?
- ¿Cuál es tu problema? - Darién, quien ahora la miraba con coraje contenido mientras apretaba sus puños, intento hacer el último esfuerzo por controlarse. Dejo escapar fuertemente el aire guardado en el pecho y se obligó a mirarla con ternura. Esa era una buena pregunta... ¿Cuál era su problema?... ¿Por qué estaba molesto realmente?...

Por otro lado. El planeta Kinmoku era un completo paraíso. La risa de los pequeños corriendo por todos lados daba cierta vivacidad al lugar. Sin embargo, la princesa Fireball hacia días se encontraba absorta en pensamientos que ensombrecían su rostro y la hacían derramar alguna que otra lagrima. Nadie, salvo sus inseparables Sailor Starlights lo habían percibido.
- No comprendo. - dijo Star Healer mientras caminaba de un lado a otro con las manos en la cintura intentando encontrar una razón lógica.
- Todos es tan perfecto... la princesa no debería preocuparse... - confirmo Star Maker.
- Nada puede ser tan perfecto... - y ambas miraron a Star Fighter, quien había aparentado dormir despreocupadamente dese hacia rato.
- ¿Se te ocurre alguna idea? - pregunto Star Maker un poco molesta.
- Tú eres la inteligente del grupo... - respondió divertida sin abrir los ojos, pero sus labios se curvaron en una sonrisa.
- No comiencen a pelear, ¡Por favor! - suplico Star Healer.
- Piénsenlo chicas... ha pasado mucho tiempo desde que algo malo ha ocurrido. ¿No les parece muy sospechoso? - inquirió nuevamente Star Fighter, pero esta vez incorporándose y mirando a sus compañera - nada puede durar para siempre, y menos la felicidad.
- ¡Siempre de fatalista! ... No pienso quedarme aquí a aguantar tu estado melancólico. Eres insoportable cuando te pones de ese modo. - y Star Maker se marchó suspirando aliviada por no tener que escuchar un sermón filosófico sobre la tragedia.
- Deberías dejar de torturarte de ese modo. - le reprendió Star Healer una vez a solas.
- No sé de qué me hablas. - respondió burlona.
- Sí que lo sabes. Ella ya no está a tu alcance. Nunca lo estuvo. - su voz sonaba demasiado molesta y fría.
- Siempre con lo mismo - Star Fighter odiaba cuando Star Healer hablaba así, la hacía sentir como una niña pequeña. - ella no tiene nada que ver en este asunto.
- Debes dejar atrás el pasado. Desprenderte de una vez por todas de tu núcleo varonil. Tienes que entender que no es tu naturaleza... se trataba solo de una misión.
- Lo sé.
- No parece. Y peor aún... ¿Olvidas lo que puede ocurrirte si permites que ese núcleo crezca en ti?
- ¡No lo he olvidado! ¡Tú te encargas de recordármelo a cada momento! - no quería escuchar más. Echo a correr lo más rápido que pudo.
- Te viste muy hipócrita... ¿No lo crees? - la risa juguetona de Star Maker le incómodo.
- Odio cuando haces eso. Tiene que entender y aceptarlo.
- ¿Tú lo haces? ¿Has entendido y aceptado? ¿Ya te resignaste?
- ¿Puedes tú, responder tus mismas preguntas?
La risa de Star Maker se disolvió de inmediato, y sus ojos se nublaron en un recuerdo que lejos de hacerla feliz, la herían. Pero no podían hacer nada, tenían un deber, un destino trazado, un porqué de ser... y no podían ir en contra... aunque lo desearan. Pero no era de eso en lo que debían pensar, tenían que enfocarse. Cualquier cosa podría ocurrir.

Sailor Moon: Antes Del Ultimo PúlsarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora