Sailor Moon: Antes Del Ultimo Púlsar

PULSAR #6: La oscuridad

La galaxia entera podia mirarse desde alli. Era como verlo todo de forma astral. Estrellas brillando, un cometa atravesando un par de constelaciones, la via lactea... la luna...
El joven parecia fasinado por aquellas visiones. Una espada con una piedra redonda en color turquesa y la armadura brillante, denotaba su linaje. Derrepente, la imagen cambio, ahora podia verse un salon enorme, mistico. Parecia una especie de cueva. Al centro, rodeado de un cenote de agua, se elevaba una columba de granito y en ella, en la cima, brillaba el Ko - Jutsu con su maximo esplendor...

Nada. No habia rastros de el Ko - Jutsu.  Lo que los medios habian calificado como un concierto unico, para ellos habia sido un fracaso.
Abandonarian Mexico al dia siguiente. Mientras tanto, se habian trasladado a un estado cercano, intentando buscar alguna pista, una esperanza. Seiya condujo en silencio todo el trayecto,  mientras Taiki a su lado miraba el exterior. Serena estaba relajada, incluso sonrio para si misma un par de veces. Yaten en cambio, no perdio detalle de las miradas furtivas que Seiya dirigia al asiento trasero de vez en vez. Inesperadamente, el suelo temblo, haciendo que el auto sigzagueara y fuese a estrellarse en un arbol del camino.
- Estan bien? - Serena fue la prinera en reaccionar.
- Si. - respondieron los chicos.
Aun aturdidos bajaron del auto.
- Rayos! - grito Seiya. Todos miraron al cielo. Se habia  cubierto de nubes grices. El aire se volvio frio y violento.
- El pulsar numero seis... - murmuro Yaten.

Amie miraba el rostro de Darién. Tenia esa mueca fruncida que denotaba que no estaba agusto dentro de su sueño. Habian hecho el amor. Al menos eso creia. Se puso en pie y cubrio su desnudez con la camisa de èl. Se encerro en el baño y mirandose al espejo se cuestiono si habia hecho lo correcto. Despues de mucho pensarlo, lo habia hecho. Le habia pedido a Neherenia que la ayudase a que Darién dejase a Serena. Ella sabia que desde hacia tiempo algo ya no funcionaba entre ellos, pero ninguno de los dos tendria el valor dedejar al otro.

- Les estas haciendo un favor - le dijo Neherenia. - piensa que al deseas esto, todos ganan.
- Separalos... pero haz que ninguno de los dos sufra por ello. Que queden en buenos terminos, como amigos... - suplico Amie.
- Como amigos?... y tu?... Aun quieres ser amiga de la reyna Serena?
- A que te refieres?
- Nunca has pensado que, tu pudiste hacer mejor el papel de reyna?... tienes muchas mas cualidades...
- Basta! Se lo que pretendes y no voy a caer. Solo deseo que Darién este conmigo... nadamas.
- Esta bien! - dijo sonriente - asi lo deseas.... asi sera...

Los toques de la puerta la asustaron. Suspiro. Tenia que sonreir. Todo habia salido tal cual lo habia deseado. Ahora, Darién la amaba a ella.

Por otra parte, Michiru abrio las puertas de su lujosa mansion. Regresar a casa le provocaba nostalgia. Haruka tambien parecia afectada por ello. Incluso, Muchiru creyo escucharla suspirar.
- ¿Crees realmente que este aqui?
- No lo se - respondio Michiru - todo parece indicar que si.
- Sailor Galaxia los busca a ambos, cierto?
Michiru extendio sobre la delicada alfombra los trozos de papel que habian encontrado en el Caldero Madre. Habian recorrido cada rincon y habian recolectado informacion dispersa.
- Veamos que tenemos - Haruka se froto los ojos - mmmm... Espada, Ko - Jutsu, Ser supremo, Galaxia, Emerger, Corazón, Caldero Madre, proteger, eternidad, ocultar... ¡Demonios! Como sabremos que dice?
- Vamos a tener que improvisar...

Sailor Galaxia miro al planeta que acababa de destruir. El ultimo de todos, Neptuno. Finalmente tenia su ejercito conformado, ahora ya nadie la detendria. Habian registrado la galaxia entera sin exito alguno, asi que a base de prueva y error, el unico lugar en donde el Ko - Jutsu estaria seria la tierra. No habia equivocacion alguna.

- Todo listo? - pregunto sin apartar sus ojos de  la lúgubre visión del planeta destruido y ahora invadido por la obscuridad.

- A si es mi señora. Pero ha ocurrido algo mas. Apareció el pulsar numero 6.