~ 𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝟩 ~

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜

Después de haberme saltado dos Navidades y unas cuantas Pascuas, vuelvo a casa de nuestra tía, hermana de mamá, la cual vive con un hermoso periquito llamado Fernando.

Debería plantearme ser independiente.

- ¡Chicos!-exclama ella.

Una mujer de 47 años, sin ninguna arruga en todo su rostro, nos saluda sonriente desde el marco de la puerta. Reprimo las ganas de fruncir el ceño para demostrar mi desgrado con este plan.

- Me alegra mucho veros, hace tiempo que no os pasáis por aquí.- continua.

Tauro sonríe forzosamente, mientras que yo sigo con la seriedad clavada en la cara.

- Los estudios, tía.- responde Tauro, como si esa fuese la verdadera razón.

"Mentiroso." pienso.

Alargo mi brazo, haciendo como si estuviese estirándome, y acaba golpeando la cabeza de Tauro sin ningún cuidado. Me aguanto las ganas de soltar una carcajada.

Tauro me mira molesto, pero no con el enfado habitual que nos dedicamos. La razón; nuestra tía es una especie de hippie en desarrollo. No le gusta que nos peleemos, ni que otros lo hagan, pero si le gusta la carne de ternera. 

Eso no es ser hippie, querida tía.

- Virgo, ten más cuidado.- me regaña ella.

Ruedo los ojos ante ello.

- Lo siento.- susurro arrastrando las palabras.

Ella sonríe satisfecha para a continuación seguir hablando.

- Seguro que tenéis hambre. He preparado unas costillas de cerdo.

En cuanto escucho como pronuncia la última palabra, siento una corriente de aire pasar por mi lado derecho, donde segundos antes, estaba Tauro. Niego con la cabeza cuando veo a mi hermano entrando en la casa a toda velocidad.

- Si que tiene hambre.- susurra ella.

- Siempre la tiene.- contesto caminando detrás de ella.

Ambas recorremos el pasillo hasta la cocina, desde donde proviene el ruido de platos. No tardo mucho en adivinar que está haciendo Tauro.

Recuerdo una vez que mamá intentó hacer gelatina de fresa con la ayuda de un tutorial de la televisión. No acabó bien. Aquella masa de colores y sin forma no se parecía nada a la gelatina de fresa del tutorial, y tampoco sabia a gelatina.

Lo más penoso de todo fue que aquel espécimen de postre se quedó en la nevera durante semanas, pudriéndose lentamente.

Como era de esperarse, el experimento de mamá con la gelatina acabó en la basura sin ser tocado.

Al adentrarnos en la cocina, una pequeña niebla de olor a costillas de cerdo hace que mi estomago se lamente de estar vacío.

Me acerco para sentarme en una pequeña mesa de tan solo dos sillas, y apoyo ambos brazos cruzados en la misma, esperando a la comida.

Según ella, prefiere estar sola hasta que aparezca el hombre indicado. No creo en sus cuentos de hadas, como sí el hombre perfecto apareciese de la nada. Aun que, eso es lo que ocurre en los libros que leo.

Suspiro pesadamente alejando la mirada de Tauro, quien está sentado delante mío.

Deberíamos dejar de pensar que los hombres vendrán a nosotras como moscas. Ellos también tienen sentimientos y nosotras no tenemos derecho a pensar que ellos deben arrastrarse.

Supongo que tengo madera de defensora de los icebergs.

. . .

"Camina con pasos decididos, como sí cada pisada fuese puro dolor. Un dolor que le recuerda todo lo vivido, todo lo visto días atrás y sobre todo, todo lo sentido...."

Cierro el libro de un golpe, sintiendo como mis ojos escuecen y parpadeo varias veces. Escucho el sonido de la ducha, la cual está justo al lado de esta habitación. La voz de Tauro se distingue perfectamente. Digamos que no tiene talento para el canto, pero dejemos que piense lo contrario.

Parece que esa frase me ha revelado que amaba a alguien en secreto o que me ha recordado a alguien, pero no. Soy una chica sencilla, claramente con mis dramas de adolescente, pero sencilla al fin y al cabo.

Aun que, mentiría si dijese que no me inspira para seguir con mi propia "novela". Hace algún tiempo, aproximadamente un año, no tenia absolutamente nada que hacer, y como no había ningún libro físico que me llamase la atención, decidí buscar por Internet alguna forma de entretenerme, y acabé encontrando una aplicación para publicar y leer libros creados por hobby.

Me encantó la idea de que pudiera escribir mis propias historia sin ningún coste y ponerme a prueba para ver si tengo madera de escritora. Aun así, no me lancé a la piscina, sino que he decidido escribir una novela al completo y luego publicarla.

Tenía una ligera idea sobre lo que quería escribir y empecé a estructurar esquemas, a escribir resúmenes, y a reunir frases cortas y situaciones que quería incluir. Así fue como, tras 2 meses dándole forma a la historia en mi cabeza, me lancé al ordenador para empezar.

Aun a día de hoy no está terminada. 

Al escribir fantasía tengo que imaginarme primero todo el escenario en mi mente y luego ir describiéndolo poco a poco. Es por eso mismo que tardo tanto en terminarla.

- Virgo.- me llama alguien desde el umbral de la puerta.

Eso me recuerda, de forma instantánea, que tendré que compartir habitación con Tauro durante este hermoso fin de semana. Frunzo el ceño al ver como Tauro me sonríe inocente, mientras que de su cabello caen pequeñas gotas de agua y sujeta la toalla de flores que rodea su cadera.

- ¿Puedes pasarme la ropa?- pregunta serio.

Mi expresión cambia a preocupación. ¿Desde cuando Tauro me pregunta algo tan formal?

Me levanto de la cama para a continuación ir hacia la suya. Encima de esta encuentro su roja doblada de cualquier forma. La recojo y se la doy.

Se va nuevamente y escucho la puerta del baño cerrarse.

No entiendo porque me ha hablado de esa forma. No está la tía Rosa cerca, por lo que podría comportarse como siempre. 

¿Será la madurez? Lo dudo mucho.

En cuanto me tumbo en la cama, escucho el sonido de un nuevo mensaje móvil. Busco a tientas el aparato, pero no lo encuentro por ningún lado. Me asomo al borde de la cama y con una mueca de angustia, veo como el móvil está tirando en el suelo. 

Rezo para que no se haya roto la pantalla, porque si no estaré en serios problemas y sin móvil durante una larga temporada.

Al cogerlo y revisar que está impoluto, suelto todo el aire acumulado. Lo enciendo a medida que me tumbo en la cama. Me encuentro con un mensaje de Sagitario. Hace un par de horas que no hablamos, ya que nuestra conversación terminó con una batalla de memes de gatos super adorables.

Sonrío al abrir el chat y ver un meme de un gato con gorro de Navidad, pero rápidamente se me borra la sonrisa al leer el mensaje. Un repentino hormigueo atraviesa la boca de mi estómago, subiendo por la  garganta hasta provocar que abra la boca levemente en una mueca de sorpresa.

Tengo que leer el mensaje cuatro veces para hacerme a la idea.


"Capricornio me ha invitado a una cita."

ᴇɴᴠɪᴀᴅᴏ ᴀ ʟᴀꜱ 18:47

Virgo y CapricornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora