~ 𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝟨 ~

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜

Narra Virgo:

Casi ha pasado un mes desde que compré el último libro de mi saga favorita. 

Leo las últimas palabras y lo cierro, finalizando una de las historias más emotivas y emocionantes que he leído hasta ahora. Me desperezo elevando los brazos y estirando la espalda con una pequeña sonrisa en los labios.

Al levantarme de mi cómoda cama desaparezco por el umbral de la puerta para escuchar como Tauro y mamá discuten desde la cocina. Mi primer impulso es de dar media vuelta y esperar a que terminen de hablar, pero la curiosidad me revuelve el cuerpo y acabo bajando.

Al llegar, escucho como Tauro le reprocha a mamá algo que, en verdad, poco me importa. Entro en la cocina, observando de reojo a un Tauro molesto con su progenitora y a la misma, mostrando una seriedad poco habitual. 

Camino hasta la nevera en busca de agua y así pasar desapercibida, pero mi paz dura solo unos segundos.

- ¿Vas a volver a la habitación a leer? No crees que ya es bastante por hoy.- dice lo último como si se tratase de una pregunta, pero en realidad me estaba advirtiendo de que es demasiada lectura por hoy y eso me molesta.

- Mamá, no hago mal a nadie leyendo.- contesto girándome hacia ella.

Ella se cruza de brazos para luego dedicarme una de sus múltiples miradas de "contradíceme y adivina que castigo ejemplar te pongo".

- Tienes que ir a clases de Francés.- afirma. Ruedo los ojos ante ello.- Y yo por ti, empezaría a asumir tus responsabilidades. No soy una agenda electrónica que te informa de todo lo que tienes que hacer.- prosigue antes de girarse hacia mi hermano.- Y tú tienes que ir a entrenar. Que yo sepa en esta casa no cae el dinero del cielo.- intercambia una mirada conmigo.

Bajo la cabeza, en signo de rendición, al igual que mi hermano.

- Pero...- se queja Tauro, pero ella le corta.

- Ni pero, ni pera. En 10 minutos os quiero ver abajo listos.- finaliza para luego desaparecer de la cocina.

Bufo acercándome a una silla y así dejarme caer exhausta. El estar por más de dos horas en la misma postura leyendo, y en una cama, no es lo mejor.

- Ya tenias que joderla entrando en la cocina.- comenta Tauro rompiendo el silencio. Lo miro con el ceño fruncido sin entender a que se refiere.- Intentaba convencerla de irme a casa de Capricornio el fin de semana, pero no cede.- bufa molesto.

- Empiezo a pensar que te gustan los chicos, Tauro.- suelto seriamente.

Él, en cambio, me mira con mal humor.

- Y yo pienso que eres asexual.- contesta.

- Al menos no suplico a mamá para pedirle que me deje ir a casa de un "amigo".- digo lo último enfocando la palabra con los dedos.

Eso le saca de quicio. Se levanta soltando palabras sin sentido por lo bajo, hasta llegar a la puerta de la cocina y cerrarla con fuerza.

- ¡Tauro, no cierres las puertas de un portazo!- grita mamá desde arriba.

Sonrió ante mi victoria, aun que acaba siendo amarga cuando recuerdo que tengo que prepararme para ir a clase.

. . .

Luego de estar 2 horas encerrada en una habitación con una mujer con un acento francés perfecto, y como es lógico, con un arte de escupir toda la saliva posible de su boca, acabo odiando con todas mis fuerza las clases particulares hasta el punto en que quiero mentirle a la profesora con que me mudare pronto y que no podré volver a clases. 

Seguramente hasta me lo agradece, por que ambas sabemos que no soy la mejor alumna. Además, tener clase de francés durante dos horas antes de comer, un sábado, no es lo más apetecible para nadie.

- ¿Cómo te ha ido la clase?- me pregunta papá antes de bostezar sonoramente, provocando que yo también bostece al instante.

- Bien, la profesora sigue esparciendo por toda mi cara su saliva.- contesto indiferente.

"Dios, como preferiría haber aprovechado estas dos horas para seguir con mi lectura educativa y no con mi profesora de francés y su saliva." pienso molesta.

- Bueno, míralo por el lado bueno, pronto terminaras esas clases.- dice sonriéndome.

Lo miro de reojo antes de mirar hacia la calle, la cual esta desierta para ser un sábado.

- Espero que sea pronto, porque a este paso tendré que ponerle un bozal y decirle que se comunique conmigo por papel.- comento por lo bajo haciéndolo reír.

- Nos harías un gran favor.- contesta antes de detener el coche delante del campo de fútbol y permitir que mi hermano suba.

Al entrar, un olor desagradable inunda mis fosas nasales, provocando que abra la ventana como reflejo.

- Deberías plantearte usar desodorante.- le digo, molestándolo.

- Deberías plantearte usar desodorante.- imita mi voz con un tono más agudo.

Me giro sobre mi asiento y lo desafío con la mirada, provocando un cruce de miradas que papá rompe.

- Dejad de hacer el idiota los dos, ya no sois dos niños pequeños para pelearos.- nos recrimina. Ambos giramos la mirada hacia él en signo de "papá no me tomes el pelo, sé que no piensas eso." Él se da cuenta rápidamente.- A vuestra madre no le gusta ver como sus dos hijos adolescentes, casi adultos, se pelean como dos niños de 5 años.- finaliza.

- Aun queda un mes para mi cumpleaños, papá.- contesta Tauro.

- Un año más viejo, nada importante.- comento elevando los hombros en signo de indiferencia.

A Tauro se le puede provocar rápido, ya que casi cualquier cosa le hace enfadar. Desde la cosa más pequeña a algo mucho más importante.

- Y tú seguirás sin crecer, enana.- dice sonriendo.

La pena es que yo también tengo mis puntos débiles y Tauro sabe perfectamente cuales son.

- Idiota.- contesto frunciendo el ceño.

- Habló la más lista.

- Al menos toco un libro, no como tú que te dan alergia.- lo encaro nuevamente.

- Ya vale, los dos.- interviene papá.- Como veo que seguís siendo los dos críos de siempre, tendré que deciros que hoy os quedareis en casa de vuestra tía.- finaliza.

Tauro, quien estaba en el asiento de atrás se mueve como un rayo hasta colocarse entre los dos asientos de delante, mostrando una mueca de asombro.

- ¿Por qué? Tengo que hacer otras cosas.- se queja.

- No es nada importante si no es estudiar, lo cual puedes hacer en su casa.- puntualiza él.

Mientras que discuten por quien tiene más razón a cerca del porqué las notas de Tauro están bajando estos últimos meses, yo sigo pensando en que ir a casa de nuestra tía me dará tiempo para leer sin ningún impedimento. 

A parte de poder comer galletas de chocolate, esas que mamá no compra por culpa de que Tauro se las come todas en cuanto las ve.

- ¿Y cuándo dices que vamos?- respondo interrumpiendo en su discusión.

- Os quedareis hasta mañana en la tarde.- detiene el coche delante de casa.- Y no quiero nada de amigos en su casa.- mira a Tauro y puntualiza.- Te conozco Tauro.- este bufa mientras que rueda los ojos.

Virgo y CapricornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora