~ 𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 𝟤7 ~

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜:

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𝒩𝒶𝓇𝓇𝒶  𝒱𝒾𝓇𝑔𝑜:

El cielo se tiñe de naranja en esta habitación sin, aparentemente, fondo. Levanto los ojos para admirar el techo como sí fuese la primera vez que abro los ojos y me quedo sorprendida por su tonalidad, por su calidez.

Inspecciono la habitación hasta el punto de notar picor en las manos, las cuales siento débiles y temblorosas, Al bajar la mirada están ahí, las espinas clavadas en las yemas de mis dedos, en la palma y en el dorso de la mano. 

Pienso entonces en cuando ha sucedido.

Elevo la otra mano para sacar las espinas y al momento siento el dolor real. Dejo de tirar, tengo miedo de arrancarme la piel junto a las espinas.

Alguien aparece a mi lado, no percibo su presencia hasta que sus manos tocan las mías. Intentan sacar las espinas con habilidad. Sigo el rastro de sus manos hasta dibujar su expresión de concentración.

Él, que únicamente puedo recordarle por medio de mis sueños más profundos..

-¿Qué haces aquí?- pregunto con cautela.

-Sacar las espinas.- responde con una sonrisa débil.

Cada espina me duele más, la piel me duele, como si ardiera y sangrara a la vez. Sin embargo, ese detalle parece dejar de ser un problema, una dolencia espantosa y sobre todo, deja de importarme conforme pasan los segundos.

Capricornio está aquí, sacándome las espinas como si fueran suyas. Como si lo tuviese en su propia piel.

Lo observo poner muecas cada vez más vistosas. Siento una presión en el pecho.

-¡Por favor, para!- le pido sintiendo unas lágrimas caer por mis mejillas.

-No. No hasta que dejen de dolerte.- responde con firmeza.

-¡Me duele! ¡Para!- grito en un arrebato de ira, intentando sacar la mano de su agarre.

Se detiene y me mira directamente a los ojos, conservando toda la calma del mundo en la mirada. Lo observo con mucho detalle, deteniéndome en los pequeños detalles que apenas se ven en el día a día. Hay una peca en su mejilla izquierda, a la altura del labio superior. Es tan pequeña, tan minúscula, que si fuera otra persona no podría importarme menos.

Sólo en mis sueños puedo observar.

-Si quieres seguir adelante, esto tiene que desaparecer.- anuncia levantando la mano llena de espinas. - No voy a quedarme mirando como te mueres por dentro intentando sacarte tus propias espinas.- finaliza.


Me despierto del sopetón empapada en sudor. Respiro agitada mirando hacia todos lados buscando algo que me haga creer que estoy de vuelta. Miro mi mano; no está llena de espinas.

Virgo y CapricornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora