Su recuerdo ha crecido en mi alma como una hiedra que va trepando un muro hasta que comienza a resquebrajar y a tirar del ladrillo y el mortero.
Diario de Eric Welch
25 De Diciembre De 2006
Es Navidad. La radio de la habitación contigua emite música festiva. "Santa Claus is coming to town" de Mitch Miller. Me parece que ya es un poco tarde; Santa Claus ya vino y se fue, como lo han hecho nuestros hijos y nietos. Dejaron tras de sí una impresionante estela de desorden, pero no me importa. Con la edad he aprendido a atesorar cualquier indicio de que aquí ha estado mi familia. Afuera cae la nieve y todo es paz y tranquilidad. En momentos como estos es posible creer que el mundo todavía puede llegar a ser bueno.
Hoy me ocurrió algo significativo. Comenzó de una manera muy inocente, como es el caso de la mayoría de las experiencias que te cambian la vida, cuando mis nietos me pidieron que les leyera el cuento de Navidad La pequeña cerillera. Nunca he sido gran seguidor del relato, pero como la mayoría de los abuelos, no suelo negar nada a mis nietos. Mientras les leía me pasó algo: hacia el final de la historia me eché a llorar. Ebony Brooke , de cuatro años, trató de consolarme. -Tranquilo, abuelo- dijo -. Sólo es un cuento.
Pero no solo es un cuento, en la vida real existió una pequeña cerillera y me cambio la vida de formas que aún estoy intentando comprender. Ni siquiera mis nietos, que tenía sentados frente a mí, estarían ahí de no haber sido por ella. Pero a pesar de lo importante que es para mí, nunca he compartido su historia. Por fin llego el momento de hacerlo.
Mis recuerdos, al igual que mi vista, han ido menguando con la edad, así que espero poder contar bien esa historia. No obstante hay cosas que se van tornando más claras con el paso del tiempo. Solo estoy seguro de una cosa: en aquellos tiempos se guardaban demasiados secretos. Cosas que nunca debieron ocultarse. Y otras que sí.
¿Qué quién fue ella? Fue mi primer amor. Mi primer beso. Fue una pequeña cerillera que sabía ver el futuro en la llama de una vela. Fue una fugitiva que me enseñó más de la vida que nadie antes o después. Cuando se marchó, mi inocencia se fue con ella.
Es doloroso despertar estos recuerdos. No estoy realmente seguro de la razón por la cual me siento obligado a escribir ahora, sólo sé que así es. Tal vez quiero que mis seres más queridos por fin sepan porqué, cada Navidad, a veces me pierdo en mis pensamientos. O tal vez sólo sea que aún la quiero y que después de todo es tiempo me pregunto si todavía puedo encontrar la gracia.
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Grace
Roman d'amourCuando eran niños, la familia de Eric & Joel atravesó por una crisis que los llevó a abandonar su hermosa casa en California para habitar una vieja construcción en un barrio pobre de Utah. Los jóvenes hermanos conocerían ahí el amor, la solidaridad...