-No puedo dejarte aquí mamá. - dije viendo a mi madre con una bala incrustada en su pierna.
-¡Se escapan! - gritó uno de los hombres que nos tenían secuestradas.
-¡Corre! - dijo mi madre dándome un empujón.
Corrí como pude, escuchando un disparo a mis espaldas. Me voltee, pero ya era demasiado tatde. Vi el cuerpo inerte de mi madre en el suelo. Me miró por última vez y de sus labios salió un 'Te Amo'.
-¡Mamá! - grité con lágrimas en los ojos.
Desperté. Otra vez esa maldita pesadilla. ¿Cuando llegará el día en que la pueda sacar de mi cabeza?
-¿Estas bien? - preguntó mi padre entrando a mi habitación.
-Si, no pasa nada. - dije tratando de tranquilizarme.
-¿Segura? Sabes que...
-Estoy bien. Ya te puedes ir. - dije con tono de fastidio.
Mi padre cerró la puerta lentamente. No se como se atreve a venir a preguntarme si estoy bien. Suspiré pesadamente y miré hacia el reloj al lado de mi cama; 2:29am. Me acosté de nuevo tratando de dormir nuevamente. Daba vueltas, y vueltas en mi cama incomoda; las imágenes de mi pesadilla rondaban en mi cabeza. Decidí levantar, entré a bañar, me vestí...
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y salí de mi habitación cuidadosamente, tratando de hacer el menos ruido posible. Bajé las escaleras, abrí la puerta cuidadosamente y subí a mi auto. Todo estaba vacio, obviamente, son las 2 de la madrugada. Tomé mi celular y marqué el número de Alan.
{Llamada}
-¿Hola? - dijo mi amigo, adormilado.
-¡Hey! Lo sé, lo sé. Son las 2 de madrugada, no me mates. Vístete, ya voy de camino a tu casa. Te veo allá. - dije sin siquiera escucharlo.
{Fin de la llamada}
Luego de varios minutos manejando, llegué a la casa de mi mejor amigo y me aparqué.
-Espero que sea importante. - dijo mi amigo subiendo al asiento del copiloto.
-Quería hablar con alguien. - dije comenzando a conducir.
