Capítulo 9

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Joel.

-¡Acelera, Joel! Conduces como abuela. - dije irritada.

Estábamos de camino a la escuela. Eran las 8:55am y teníamos que estar en la escuela a las nueve. Tenía que aguantar tres sábados de castigo, no estaba para aguantar otro mas por llegar tarde.

-¡Joel! - grité histérica.

-¡Cálmate mujer! - gritó riendo.

-No te hubiese dado las llaves. - dije pegando mi cabeza al cristal.

-¡Pero es mi auto! - dijo.

-Nos hubiésemos ido en el mío. ¡De seguro ya estaríamos en la maldita escuela! - dije irritada.

-Llegamos. - dijo tranquilo estacionando el auto.

-¡Corre! - dije tomándolo del brazo para comenzar a correr hacia el salón que nos tocaba.

-Tranquila, falta 1 minuto. Nos da tiempo a llegar. - dijo caminando.

-¡Joel! No quiero estar castigada un sábado más. ¡Mueve el maldito trasero! - dije enojada y comenzamos a correr.

Pasábamos corriendo entre los pasillos captando la atención de muchas personas. Justo cuando llegamos al salón, la manecilla grande del reloj marcó las nueve.

-Patricia, - dijo el director para mirar el reloj en su muñeca - justo a tiempo. Tome asiento.

Yo me senté en una mesa vacía y a mi lado se sentó Joel. El director nos miró seriamente para luego marcharse.

-¿Ahora me explicarás por qué estás aquí? - pregunté.

-Alguien le dijo al director que un chico y una chica ensuciaron su auto con huevo. - dijo refiriéndose claramente a nosotros - ¡Adivina quién tiene que venir cuatro sábados a castigo! - dijo fingiendo emoción.

-Pero tu...

-Yo dije que yo fui el único responsable.

-¡Pero Joel! ¿Qué va a pasar con tu promedio y tus notas perfectas? - pregunté preocupada. No soy una de las personas más cercanas a Joel desde que lo conozco pero nadie puede negar su gran desempeño académico.

-¡A la mierda con eso! Todo está bien. - dijo mirándome a los ojos y regalándome una sonrisa que honestamente, hizo que mi corazón tuviera una especie de choque eléctrico.

-Ahora si, ¿puedes decirme que es lo que pasa? ¿Por qué tanto misterio en ti? - preguntó.

-No. - contesté.

Joel suspiró. - Esta bien.

Las horas en ese salón encerrada fueron eternas hasta que al fin salimos.

-¿Quieres ir a almorzar? - preguntó.

-Esta bien. - dije.

Comenzamos a caminar hacia el auto.

-Esta vez conduzco yo. - dije.

Bad Girl - Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora