Me desperté gracias a la alarma. Como odiaba levantarme temprano. Abrí las cortinas. Hoy era uno de esos días grises. Uno de esos días los cuales te describían perfectamente, solo que nadie lo notaba, nadie lo sabía. Caminé hacia el baño, me bañé, me vestí...
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y bajé a desayunar.
-Buenos Días abuelita. - dije sonriendo.
-Buenos días, Patricia. - dijo dándome un beso en la mejilla.
Nos sentamos a desayunar tranquilas mientras conversábamos animadamente. Por mi abuelita es que seguía en esta casa. Por ella, es que sigo viviendo bajo el mismo techo que ese señor que se hace llamar padre. Cuando terminé, le di un beso en la frente a mi abuelita y me subí a mi auto. Conducí hasta la escuela y aparqué. Justo cuando bajé, venía Nathalie con su grupo de perras falderas hacia mi.
-Escúchame bien, estupida. - me gritó.
-Me bajas el tono, ridícula, si no quieres que te desfigure la cara. - grité.
-¿Si? ¿Tu y cuantas más? Mira a mis amigas, ¿y tus amigas donde estan? - preguntó burlona - A verdad, no tienes, estúpida.
-No necesito hipócritas que me defiendan. - dije mirándolas con asco - Dime que quieres. Tengo cosas que hacer. - dije mientras una bola de gente se formaba al rededor de nosotras.
-¿Tu nos llamaste, a mi y a Megan el lunes? - preguntó.
-No. - mentí mirandola a los ojos - ¿Algo mas?
-No mientas, zorrita. - dijo colmando mi paciencia.
Solté mi bulto bruscamente y le di un puño justo en la nariz dejándola en el suelo.
-A mi no me vuelves a decir zorra, estupida. - dije mirándola en el suelo.
Una de sus amigas se acercó a mi, con una postura firme, como si quisiese pelear.
-Vamos, otra quiere que le desfigure la cara. - dije riendo.
-¿Que esperas, zorra? - escupió las palabras.
Como me enoja que me digan así. La tome del cabello y comencé a golpearla hasta dejarla en el suelo. Ella solo trataba de defenderse pero yo era mas fuerte. Ella quedó inmóvil. Al parecer se había desmayado así que me detuve. Me levanté y mantuve mi mirada fría ante todos.
-¿Alguien mas? - dije mirando a todas sus amigas quienes retrocedieron -Eso pensé. - dije tomando mi bulto y pasando entre toda la gente.
Caminé hasta mi casillero, guardé mis cosas y caminé hasta la clase se profesor McMahon. Estaba algo vacia. Casi nadie había llegado. Yo me senté en mi lugar, saqué mi celular y coloqué mis audífonos en mis oidos. Entré a mis redes sociales. No habían pasado ni 20 minutos desde el inconveniente en el estacionamiento y ya era el tema en toda la escuela. Levanté la mirada y vi que venia entrando Joel. Su mirada rápidamente se dirigió a mi y me sonrió. ¿Este chico era bipolar o que? Joel vino hacia mi y se sentó en el asiento a mi lado.
