-Hey. - escuché a lo lejos - Hey, dormilona. Despierta. - me susurraron.
-Hmmm? - abrí los ojos.
Sonreí al ver que Joel estaba conmigo. -Buenos Días. - dijo con una sonrisa en el rostro.
-Buenos Días. - dije sonriendo.
-¿Cómo amaneciste?
Cerré los ojos y me estiré para luego contestar, - Bien.
Joel rió, - Que bien. Vamos, levantate. La profesora nos quiere ver abajo en media hora. - dijo.
Lo miré y me fijé que ya estaba vestido. Me dio tanta flojera levantarme.
-Ay Joel. - me quejé acurrucandome en su pecho, aspirando su delicioso aroma.
-Vamos, Pati. - me abrazó.
-¿En serio quieres que me levante? - pregunté mirandolo.
-No, - alargó - pero tienes que, así que ven. - me tomó entre brazos y me levantó dirigiéndose al baño.
-Joel, pero mi ropa. - dije.
-Yo te la traigo, bañate tranquila. - me sonrió.
-Está bien. - entré pero me acordé de algo - ¡Joel! - lo llamé antes de que se fuera. -Mi cepillo de dientes.
Rió, - Va en camino.
Entré al baño y encendí el grifo mientras el agua se templaba. Comencé a deshacerme de mi ropa y entré a la ducha. Miré todos los jabones liquidos y acondicionadores que había al frente mío, todos eran de hombre. En ese momento escuché la puerta del baño así que me asomé sabiendo que era Joel.
-Joel, todo el jabón que hay aquí es de hombre. No pienso ir allá a abajo con olor a Richard o Kevin. - dije mirando como ponía mis cosas encima del hinodoro.
-Ten. - dijo pasándome mi cepillo de dientes y mi jabón.
-¿Cómo lo supiste? - pregunté.
-Eres demasiado de limpia. ¿Sabes cuantas cremas y jabones hay en ese baño? - dijo exagerado haciendo que yo riera.
-Gracias. - dije.
Terminé de bañarme, me sequé y puse una toalla alrededor de mi torso. Tomé la ropa que Joel me había traído y la analicé. No estaba mal. Me vestí;
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y finalmente salí, pero para mi sorpresa Joel no estaba. Tomé mi celular y miré la hora; 11:27am. Caminé hacia el ascensor y presioné el botón para que las puertas se abrieran pero estas no lo hacian. Pasaron cinco minutos y las puertas seguían sin abrirse. Presioné una y otra vez pero seguían cerradas así que decidí bajar por las escaleras, aunque fueran diecisiete pisos. Para mi suerte tengo buena condición física lo cual me facilita las cosas. Llegué por fin al primer piso así que comencé a caminar hacia el restaurante.
