Capítulo 38.

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Patricia Hudgens.

-Buenos días, cariño. - sonrió Joel mientras acariciaba mi cabello.

Sonreí, - Buenos días.

-¿Como amaneció la mujer más bella en la Tierra?

Era rara la vez que me gustaba que me hablara así, - Bien, ¿y usted señor Pimentel? - dije sonriendo.

-Muy bien.

La felicidad en mi era tanta que pensaba que no habría nadie que pudiera quitármela.

Me levanté para ir al baño envolviendo mi cuerpo entre las sábanas blancas, - ¿Por qué te tapas? Ni que hubiera algo que no hubiese visto ya. - rió.

Dejé caer las sabanas al suelo, - ¿Feliz? - caminé hacia el baño, riendo por lo bajo.

-¡Esa es mi mujer! - gritó desde el cuarto.

Terminé de bañarme y me puse una camisa sin mangas algo suelta color negra, un short azul y mis tacones negros. Me maquillé algo sencillo y rocié perfume para luego salir a la cocina.

-Hola. - sonreí.

-¿Para donde tan arreglada?

Reí, - Usted me acompañará así que yo a ti me iría vistiendo.

{...}

-¡Patricia, nos vas a matar! - gritó desesperado.

Carcajeé, - ¿Y así pretendes vivir conmigo?

-Para, creo que voy a vomitar.

Reí mientras paraba el auto frente a una cafetería. Desayunamos para luego salir a hacer algunas gestiones respecto al apartamento. Terminando la tarde íbamos llegando a la casa de mis padres pero algo raro pasaba; había una camioneta estacionada frente a su casa, una camioneta bastante conocida para mí.

David La Santa.

Estacioné el auto y bajé rápidamente viendo como la puerta estaba abierta, había sido forzada. Entré viendo un rastro de sangre y un florero roto en el suelo. Miré hacia la cocina, el bolso de mi madre estaba en el suelo.

No, esto no podía estar pasando.

La casa estaba completamente vacía. Tomé mi celular y llamé a Ezequiel, quien me dio la localización de Jason en minutos. En unos minutos estaba camino al encuentro con mis padres junto a Christopher y los Cárdenas a los lados de mi auto. Me sentía como Rápido y Furioso en esta situación pero más me preocupaba la salud de mis padres. No me perdonaría si los perdiera de nuevo.

Llegamos finalmente al lugar. Podría reconocer este lugar donde sea que fuera. El lugar de mis pesadillas. El lugar donde me arrebataron a mi madre frente a mis ojos.

Bajé con enojo. Iba caminando directo hacia la bodega y no había quien me detuviera. No había seguridad así que entré como quise hasta que me lo encontré, parado frente a mi madre y Jason quienes estaban amarrados y con una cinta adhesiva tapando su boca.

-Patricia, te estábamos esperando. - sonrió.

-Eres un enfermo, La Santa. - lo miré con odio.

Bad Girl - Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora