Capítulo 33.

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Desaparecida.

Joel Pov.

Cincuenta y siete llamadas.

No se sabe nada de Patricia desde ayer en la mañana. Estaba lo suficientemente preocupado como para estar a punto de llamar a la policía. Estaba sentado en el sofá de mi apartamento, desesperado, esperando a que Patricia diera alguna señal de vida.  Como si mis plegarias fueran escuchadas, tocan la puerta. Tres fuertes golpes casi tumban la puerta de entrada a mi departamento. Abro y para mi sorpresa encuentro a una Patricia herida. Tenía una herida en el costado y muchos golpes y rasguños en todo su cuerpo. Rápidamente la tomó en mis brazos y la acuesto en el sofá.

-¿Qué te pasó?  - le pregunto.

Ella trataba de hablar pero el llanto no la dejaba. Levanté un poco su camisa para ver la herida en su costado y me dolió ver lo que le habían echo. La habían apuñalado en el costado. Sin esperar más la tomé en mis brazos, corrí al auto y conduje lo más rápido que pude al hospital.

Las enfermeras viendo la condición de mi novia trajeron rápidamente una camilla. Traté de pasar pero me lo impidieron. No me quedó de otra más que esperar.

Habían pasado horas desde que llegué y nadie me podía dar noticias sobre la salud de Patricia. Me senté desesperado, mirando impaciente el pasillo en donde la vi por última vez.

Me dolía el pecho. Saber que ella estuvo en peligro y que le hicieron daño. Que abusaron de ella y yo no estuve ahí para protegerla. Solo llevamos unos cuantos meses pero son lo suficiente para darme cuenta que no la quiero perder. Mucho menos de esta manera y sabiendo que esto lo pude haber evitado si solo la hubiera escuchado. Me siento tan culpable.

-Familiares de Patricia La Santa. - llamó el doctor.

Al instante me levanté, - Yo soy su novio, doctor.

-La señorita está estable. La herida no fue profunda. Gracias a Dios el cuchillo no perforó el pulmón, así que dentro de unas horas podrá ir a su casa. Los moretones son leves así que sanarán pronto. Le recetaré unos medicamentos para el dolor y para su herida.

-Gracias, doctor. ¿Puedo pasar a verla?

-Claro, sígame.

Seguí al doctor hasta la habitación de Patricia. Cuando entré la vi allí, dormida en la cama de hospital. Sentí una punzada en el corazón al ver todos los moretones y rasguños que tenía. Ver todas esas agujas en sus brazos me dolió. Verla vulnerable, duele.

Me acerqué a la cama y halé un pequeño banco que estaba por allí.

-Eres tan fuerte, mi niña. - dije tomando su mano - Estoy orgulloso de ti. No sabes lo mal que me siento. Esto lo pude haber evitado. Pude haber evitado que te hicieran tanto daño. Todo esto es por mi culpa. De no haber sido tan orgulloso no estarías en estas condiciones. Si solo te hubiera escuchado. Si solo te hubiera apoyado en esto, pero no. Mi orgullo pudo más que esto esta vez y no terminé con los mejores resultados. Solo me preocupaba por tus estudios y no me fije que cosas más importantes estaban en juego. Cosas tan importantes como tú vida. Lo sé; sé que seguías tu corazón. Sé que lo único que quieres es encontrar a tu madre, y prometo que de ahora en adelante te apoyaré y te protegeré de quien sea, sea como sea. Ahora lo que importa eres tú. - acaricié su mejilla.

Bad Girl - Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora