Las Mejores Cosas En La Vida No Son Cosas

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¿Algo que la hiciera enojar? Las personas superficiales y que dicen respuestas o afirmaciones estúpidas y banales.

Esas a las que les dices algo y te responden de la manera más insensible jamás conocida en la historia de la humanidad. Esas a las que parece no importarle nada que no sea ellos mismos. Esas que no están seguros ni de por qué te hablan y te responden la primera estupidez que les pase por la mente. Esas cuyas respuestas a tus preguntas son superficiales.

Si fueras por la calle preguntándole a un montón de chicas qué harían si les regalaras 20 dólares, seguramente responderían que comprarían ese par de zapatos que tanto les gustó, que con eso tendrían para completar lo que les faltaba para un nuevo pantalón o una blusa que vieron en el escaparate de su tienda favorita, que con eso apartarían aquel perfume o cartera cara que desde hace días quieren pero que no tienen el dinero suficiente, etc. En cambio, si le preguntaras a ella o a unas poquísimas más, de las que son diferentes al resto y de las que ya casi no quedan, te respondería que iría directo a la librería a comprar ese libro que tanto quiere, que ese dinero lo ahorraría porque quiere cumplir un propósito para el cual lleva ahorrando ya un tiempo, que se lo daría a su mamá, que lo guardaría para cuando llegara a necesitarlo, que se lo daría a su tía o cualquier familiar que ahora pasa por un mal momento porque está desempleada/o, que lo donaría o lo usuaría para ayudar a alguien de la manera que fuera.

Así que si había algo que la hiciera enojar o que no le gustara y que parecía no tolerar del todo, eran esas personas superficiales que solo se preocupan por su atuendo para poder andar a la moda o vestir como todo el mundo lo hace, esas que se preocupan por cosas materiales más que por lo que llevan dentro de sí mismos, esas que cuidan el dinero como si fuera un tesoro que no pueden compartir o gastar porque son avariciosas y es como si para ellos el dinero fuera algo sagrado, esas que en el fondo no son felices porque todas esas cosas no los llenan, pero que no se dan cuenta de ello y por eso siguen haciendo lo mismo una y otra vez porque creen que así se sienten bien o mejor, pero no es así. No se puede ser feliz por tener un montón de dinero y por ser materialista.

El dinero puede comprar muchas cosas, pero no una amistad verdadera, no una sonrisa inocente de un niño al jugar, no el ver a tus abuelos reír, no puede comprar la satisfacción que sientes contigo mismo al ayudar a tu prójimo y verlo sonreír por causa tuya, no puede comprar esos momentos inolvidables con tu hermano/a al molestarse entre ustedes y jugar, no puede comprar la felicidad que sientes al ser niño y jugar con tus primos, no puede comprar el orgullo que sientes de ti mismo al lograr esa meta que te propusiste y al fin alcanzas, no puede comprar un abrazo sincero en los momentos difíciles, no puede comprar el amor verdadero ni tampoco esos momentos de risa y locuras con tus amigos.

Al igual que las cosas materiales, sí son necesarias, pero no lo primordial. Puedes tener muchísimo dinero, un auto último modelo, el último celular que salió, tener  ropa de la misma marca que usan los artistas famosos, tener la computadora más avanzada que acaba de salir, las últimas zapatillas que usan todos los artistas, la televisión más inteligente y grande, pero nada de eso te lo llevarás contigo el día en que dejes este mundo. 

Nada de eso vale más que las cosas que no puedes comprar.

Nada de eso valdría más que la posibilidad de volver a ver a ese ser querido que recuerdas con mucho cariño y que te quiere y te cuida desde el cielo. 

Nada de eso valdría más que poder curar a una persona que quieras que, ni Dios lo quiera, tenga cáncer o alguna enfermedad que no le permita hacer todo por sí mismo como tú lo haces.

Las mejores cosas en la vida no son cosas, son momentos y sentimientos; esas pequeñas cosas que el dinero no puede comprar y que quedan grabadas en tu memoria por siempre y te acompañan a donde vayas, que te hacen ser lo que eres, que te dan una razón para decir que vivir es bueno, que hacen que tengas fuerzas para seguir adelante a pesar de todo para poder tener más momentos inolvidables y volver a sentirte tan bien muchas veces más. 

Son todas esas cosas que de verdad valen la pena en este mundo decadente en el que vivimos, lleno de todas esas personas superficiales que lo habitan hoy en día.

Agonías de una mente locaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora