Enojada

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"¿Estás enojada?", le preguntó una y otra vez hasta lograr que le diera respuesta.
"No", fue su sarcástica respuesta.
"No te enojes conmigo. ¿Por qué estás enojada conmigo?", respondió suplicante.
"No es contigo", fue todo lo que le dijo.
Pero en realidad ella no supo qué era lo que esas tres palabras escondían detrás.
Lo que había querido decir era: no, no estoy enojada contigo. Estoy enojada conmigo por creer que de verdad lo que querías hacer era pasar un buen rato conmigo; por creer siempre que las personas serán conmigo como yo sería con ellas; por pensar que alguien puede ver lo bueno que hago por ellos y tomarlo en cuenta y solo querer estar conmigo porque sí, porque pueden hacerlo; por pensar que era lo suficientemente buena como para merecer un poco de eso; por pensar que eras distinta a como ahora veo que eres, sin importar la razón que te ha llevado a serlo, pues pensé que no serías así, que no te dejarías llevar por lo que te dicen los demás sino que serías tú misma y serías capaz de tomar tus propias decisiones; por ser lo suficientemente noble como para no atreverme a hacer nada malo en contra de alguien más; por pensar que me conocías tan siquiera un poco; por creer que alguna vez no tendría que ser yo quien salga en busca de los demás para solucionar lo que ocurra, aunque quién sabe, tal vez sea siempre mi culpa; por no ser lo suficientemente valiente como para decir las cosas en la cara, aunque sabiendo que podría ser demasiado directa y podría herir sus sentimientos; por creer en tus palabras, las cuales ahora sé que en parte son por conveniencia... o eso parece; por pensar que podías entender o saber alguna vez un poco de lo que puede pasar por mi mente; por esperar de algunas personas más de lo que seguramente me darán o harán por mí alguna vez en la vida.

Agonías de una mente locaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora