Cautivos. (AU)

SaiIno (5/5)

Hola, lamentó la tardanza, en un momento subo otro capi más. ^^
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Ino.

Me encuentro contra el pecho de Sai y puedo oir el rápido latido de su corazón, su respiración tranquila, es agradable estar tan cerca de él, pero no es lo que deseo para...finalizar nuestra vida, todo puede acabar en cuestión de horas como también no, aún así deseo demostrarle cuanto lo amo.

---Sai-kun.---Lo nombré a la vez que me alejó, Sai me sonríe levemente y acaricia mi mejilla derecha, un simple roce que expande una oleada de calor por todo mi cuerpo.

---¿Qué sucede preciosa?---Pregunta con un tono realmente dulce y relajante, le sonreí a la vez que sentía mucho más calor en mis mejillas, me acerqué y lo besé con pasión y deseo, pero sin llegar al punto de ocultar mi amor por él, Sai comenzó a corresponderme a la vez que rodeaba mi cintura con sus brazos, con cada roce me siento completa y amada, Sai es todo lo que deseo para ser feliz, todo lo demás pierde importancia a su lado, absolutamente nada me importa o existe cuando nos besamos con tanta necesidad pero sobre todo pasión, al separar nuestros labios, nuestros ojos brillantes y deseosos quedan conectados, lo deseo, me desea, nos deseamos, esto es simplemente perfecto, de repente, me atrae contra el y toma mis labios con una pasión brutal, casi desesperada e introduce su lengua en mi boca, sin cesar la danza de su lengua alrededor de la mía, desciende sus manos por mi espalda para atraerme hacía él, poco después separamos nuestos labios, y entré nosotros quedó un hilillo de saliba, mientras nuestras respiraciones estan aceleradas, Sai me sonrió, seguido enterró su cabeza en mi cuello y comenzó a besar cada milímetro de el, mientras sus manos ascendían con lentitud por mi espalda, su tacto es sutil y excitante, me encanta, de pronto Sai mordió mi cuello, de mis labios escapó un gemido a la vez que le jalaba el cabello, Sai pasó su lengua desde el inició de mi cuello hasta mi clavícula, mientras seguía recorriendo mi cuerpo con sus manos, mis gemidos poco a poco comenzaban a tornarse incontenibles y mi respiración dificultosa, casi en un parpadeo estaba sin blusa ante él, mis mejillas las siento muy calientes, casi tanto como mi cuerpo, el cual Sai se encuentra recorriendo con sus ojos lascivos y deseosos.
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Sai.
Ino es tan condenadamente perfecta, que con sólo mirarla y saber que me ama me hace sentir el hombre más afortunado del mundo.

---Eres divinamente hermosa..---Dijo al momento de tomar uno de sus suaves pechos y comenzar a jugar con el, al momento que lo tomé Ino gimió mi nombre sin contención alguna, totalmente perfecto, único e inigualable ya que despertó aún más el deseo en mi.---Te amo..---Le susurró contra el cuello.

---También te amo..---Dice con un tono ronco.

---Quiero hacerte mía..---Murmuró contra su oido y apretó un poco su pecho.

---Hazlo...---Me concede en un gemido gatural a la vez que desciende sus manos por mi pecho con deseo latente, llega al inicio de mi camiseta y con un poco de ayuda me la quita, le sonrió y la tumbó sobre el viejo sillón, donde estamos sentados, el libro que encontramos cae por una patada que le da Ino al acomodarse, lo miré por unos segundos, recordando lo que decía, pero no pude decirle nada a Ino, ya que atrapó mi rostro entre sus pequeñas manos, me atrajo hacía sus labios y me besó, la correspondi olvidando todo, el libro, el lugar, el tiempo, absolutamente todo, a nuestro alrededor se volvía banal, al tenerla tan cerca. Ino en un rápido movimiento, que casi nos bota del sillón, se subió sobre mi y se apoderó de mis labios, enseguida le correspondi a la vez que recorría su cuerpo con mis manos.
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Ino.
El contacto de sus manos contra mi piel, se siente divinamente perfecto, me encanta estar tan cerca de él, siento como si fuésemos uno para el otro, dulce destino el que nos unió, al separar nuestros labios le dediqué una sonrisa deseosa y comencé a repartir besos y lamidas por todo su perfecto pecho, Sai dejaba escapar cortos gemidos con cada roce de nuestros cuerpos, minetras sus manos tocaban mi cuerpo a su antojo, poco después me quitó el sujetador, me tumbó bajo de él y tomó mis pezones con sus labios y sus manos, no pude retener mis gemidos, y escaparon con gran fuerza, junto con mis jadeos y suspiros, Sai murmuraba cosas indescifrables, pero entré ellas iba mi nombre, lo amo tanto, que deseo que esto no termine jamás, como también deseo compartir todos los años que me reste de vida, al momento que siento que la tristeza comienza a invadirme, tomó sus mejillas entré mis manos, lo atraigo a mis labios y lo beso apasionadamente, Sai me corresponde mientras se apoya en una de sus manos, y la otra acaricia mis pechos.
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Sai.
En el beso que nos encontramos compartiendo puedo sentir el deseo, la pasión y el amor de Ino, pero eso no es todo, también puedo sentir una ligera sensación de tristeza, y estoy casi seguro de a que se debe, se debe a lo que nos sucederá, deberíamos luchar, pero las veces anteriores nos han tomado con un gran facilidad, y eso que estábamos en grupo, ahora estamos los dos y no podríamos hacer gran cosa, al separar nuestros labios, nos separamos lo suficiente para quitarnos nuestras prendas sobrantes, no me cansó se decirlo Ino es perfecta y la amo, Ino recorre mi cuerpo con sus traviesas manos y toma mi miembro con una de ellas, comienza a moverla de arriba hacía abajo, repetidas veces, mientras mis gemidos escapan sin que los pueda controlar, gimo contra sus suaves pechos, minetras su nombre escapa de mis labios, poco después adentró uno de mis dedos en su interior, Ino gime al momento que comienzo a moverlo, varios minutos después, me adentre en ella, y logré ver como su delicado rostro mostraba una pizca de dolor, aquello me hizo sentir el hombre más miserable del mundo, ya que mientras yo me sentía en el paraíso a ella le dolia, besé sus mejillas y le susurre palabras de consuelo, cosa que funcionó ya que me sonrió, y poco después me permitió moverme, y así lo hice, al principio suave, luego más y más rápido, nuestros gemidos se mezclaban en el aire, mientras el calor y el sudor invadian nuestros cuerpos junto con un deseo ardiente, varios minutos después llegamos al clímax. Jadeantes, sudados, pero satisfechos, poco después el deseo volvió a nacer en nosotros, nos volvimos a entregar con mucha más pasión que el primer encuentro, y luego de llegar al clímax nos vestimos y nos quedamos abrazados en medio de la penumbra, poco después nos quedamos dormidos.
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Varias horas después.

Ambos despertaron en una habitación totalmente diferente, amordazados y atados de pies y manos.

☆☆☆☆Continuará.☆☆☆☆