Capitulo 9: Burning in the skies

461 31 3
                                    

Una mano se estampa en la mejilla de un chico de piel pálida, cabello negro, mirada fría y finos dientes de conejo sobresalen en sus labios cuando emite una sonrisa, la bella rubia atacante se enfurece más ante ese gesto vuelve a darle otra pero al hombre parece no importarle las heridas la sujeta por las manos para arrinconarla en una de las esquinas de ese habitación acerca sus labios para besarla pero esta se remueve molesta.

—Juraste no volver a engañarme.— Le escupió la mujer. —La maldita zorra con quien te acostaste vino a restregarme tu engaño.— La mujer logra zafarse una mano para mostrar la imagen que estaba en su móvil.—Anda di que es falsa.

—Ayer te montaste en tu macho y no dejaste que me quedara contigo.— Le contesto sin ningun pudor.— Ayer también coqueteaste con aquel chico así que estamos a mano.

La rubia torció sus labios estaba hastiada de esa enferma relación que mantenía con ese masoquista chico, sus cambios de humor eran inaguantables, sus reacciones extrañas le llegaban asustar, lo amaba desde que eran adolescentes pero era obvio que no podían continuar andando en el mismo camino aunque Him muchas veces le grito amarla, mentía, él era incapaz de alimentar algún sentimiento en su frío pecho, sus ojos se llenaron de lágrimas percibía aquellos labios rojos tratando de besarla anhelaba negarse pero era una masoquista por lo que lo aceptaba una vez más, fue entonces que recordó las palabras de su mejor amiga Anna, "tu dignidad no tiene precio ninguna caricia o beso de un hombre la vale " lanzo lejos al pelinegro.

—No, no, estoy cansada de ti.— le grito cansada de saber que HimChan no paraba de sonreír.— Odias a tu padrastro pero en realidad eres como él, no puedes amar porque no te lo mereces ni tu madre te quiso, ni ella pesar de todo el dolor no puede dejarlo por ti.

—Callate, callate.— Le contesto HimChan llevando sus manos a la cabeza.— Ella lo hizo por mi, ella esta a su lado por mi.— Le enfrento esa era la fibra más sensible de todo su comportamiento, el nervio que lo explotaba.— Yo soy el débil, yo no puedo cuidarla.— Se dio media vuelta.—Largate, volverás como siempre, no puedes dejar de amarme.

Margot se separo para dar un par de pasos esta vez no había vuelta atrás, no volvería a sus brazos ella se amaba así misma para percibir que esa relación le siguiera robando su dignidad como ser humano al salir por una puerta se giro.

—La débil es ella por estar pegada a un bastardo como tu padrastro.— Le hablo seriamente.— Quedarte a su lado solo te seguirá generando más odio, te estas convirtiendo en él por qué quieres que tu madre te ame como lo ama a él.

HimChan golpeo la pared, la rubia corrió hacia fuera de ese lugar el pelinegro paso varios minutos golpeando el frío cemento odiaba que le dijeran que tenia cierto parecido a la persona que más aborrecía en la vida, cuando se ama alguien se busca hacerla reír por el resto de su vida, verla sonreír es el mejor regalo del mundo por ello odiamos cuando alguien la lastima pero la sensación en el pecho de HimChan era una guerra campal entre sentimientos extremos, adoraba a su madre como a ningún ser en el mundo buscaba de cualquier modo hacerla feliz pero lamentablemente sus acciones eran infructíferas ya que ella solo ampliaba su sonrisa cuando su padrastro le hablaba, ella sufría el típico síndrome de Estocolmo, amaba a su raptor y por ende Him aborrecía aquel monstruo por ser la personas más importante para su madre, después de calmarse se dirigió a su hogar donde abrió la puerta en silencio, no buscaba llamar la atención, ni enfrentarse con su padrastro anhelaba descansar en sus cómoda cama.

—¿Pensé que estarías con alguno de tus maricas amigos? .—La voz robusta de un hombre detuvo sus pasos.—¿no has visto el calendario? .—HimChan no contesto solo mantuvo una pelea visual.— Hoy vienen unos amigos y no quiero que te vean sabes que odio tenerte presente.

Fair FameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora