Cápitulo 17: Quid Pro Quo

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Día 34

09:47 am

Michael, Jason y 911 se encontraban en el comedor, estaban sentados en una de las bancas más cercanas a la fila donde un cocinero obeso servía una misteriosa masa húmeda en las bandejas de los prisioneros, el hombre tenia una barba de algunos días y, tenia un delantal blanco con múltiples manchas de grasa que sinceramente eran desagradables de ver, inclusive para reclusos que habían asesinado hasta cientos de personas.

-Él va a ser el primer paso para nuestro escape. - Dijo 911, señalando al robusto hombre - Su nombre es Rick Sneijder , y mató a su profesor de cocina.

-Se nota, esta comida sabe horrible. - comentó Jason mientras reía, aunque nadie más del grupo rió, haciendo que la sonrisa se le borrara de la cara rápidamente.

-¿Y en qué se supone que nos va a ayudar? - agregó Michael, antes de que las palabras de Jason terminaran en un silencio incómodo.

-¿Recuerdas a el oficial Greg? Bueno, digamos que va a tener una cena explosiva, lo bueno es que Rick es un fumador compulsivo, y gracias a mí y lo que he sacrificado por ustedes, tenemos 50 cajas de cigarros.

-Bueno, pero no podemos entrar a los baños de los oficiales. - replicó Mike.

-Pero Rosie puede tener al oficial Greg de paciente, el tiempo suficiente para quitarle la tarjeta. - la voz de Jason sonaba como si un bombillo imaginario se hubiera encendido encima de él. - Aunque si se la quitamos, no faltará mucho tiempo como para que se de cuenta...

-No necesariamente, las puertas tienen un panel de códigos que es usado cuando el registrador de las tarjetas no funciona o está en mantenimiento, solo necesitamos el código del oficial, que debería de estar grabado en algún lugar de la tarjeta de acceso.

-No creo que dejen su código marcado en la tarjeta, son estúpidos, pero no tanto, podemos usar su huella digital, las puertas por las que queremos pasar son de máxima seguridad, y tienen ese sistema agregado. - interrumpió 911.

-¿Y esperas que le quitemos un dedo a el hombre del bigote? estas prisiones de hoy en día son demasiado complicadas, es como si no quisieran que nos escapemos. - De nuevo, el chiste de Jason no logró subir de humor a los demás del grupo. - Está bien, no más chistes malos.

-Gracias, volviendo al tema, podemos hacer como en los programas de televisión, colocamos cinta adhesiva encima de la huella y queda impresa.

-Bueno, tenemos que obtener todo lo que necesitemos, para yo darle la señal a Rick y que ese día podamos hacerlo sin problemas. Si necesitan algo en específico, vayan a las mesas de convivencia que se encuentran pasando la enfermería, y busquen a Carlos Navieu, le decimos "Navy" - 911 se levantó y comenzó a caminar hacia los pasillos que conectaban con el patio exterior.

-Hagamos esto, yo, como soy bueno con las mujeres hablaré con Rosie, y tú como eres el extraño hablas con Navy. - Unos reclusos que se encontraban cerca comenzaron a reír por el comentario de Michael.

-¡¿Es en serio?! ¿Se ríen de eso y de mis chistes no? - Jason bajó la cabeza y murmuró con un tono de molestia - Está bien, yo hablo con el tipo raro..

10:02 am - Jason

Jason logró llegar a las mesas de convivencia con rapidez, aunque no tenía mucho tiempo, ya que en dentro de poco todos los reclusos iban a ser escoltados a las duchas para bañarse, la gran sala era poco visitada por los jóvenes, tenía un techo alto y era completamente cerrada, las paredes estaban pintadas de una pintura azul marino deteriorada, estaba llena de pequeños mesones con sillas de metal, donde algunos reclusos jugaban póker y juegos de azar en general. Al fondo, uno de los reclusos se encontraba juntando cables de cobre y algunos aparatos electrónicos, era de tez oscura y tenía unas rastas cortas de color castaño oscuro, tenía el overol a la mitad, una camiseta de color gris, lentes y una bandana que cubría su boca. Jason se acercó y se sentó en el mesón de color blanco.

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