Capítulo Treinta y Nueve

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¡Sorpresa, les presento a Maximilian Duncan!


CHRISTIAN

Había pasado un calvario durante la semana luego del accidente.

El padre de Maximilian había hecho que me arrestaran por ser "cómplice" de Mila. Javier y Gabriela unieron fuerzas para sacarme de prisión bajo fianza, mientras el juicio tomaba forma. Peleé por la custodia de mi hijo temporal, para luego continuar con la permanente, y finalmente luché contra mi mente entre si ir a ver a Vera o no.

Opté por verla.

Y aquí estaba, con sus ojos llenos de odio, todo contra mí.

—¿Qué demonios haces aquí? —preguntó cruzándose de brazos.

—Vine a verte —murmuré—, y quería saber cómo está Max.

—Pues yo no quiero verte y tampoco tengo interés en decirte cómo está mi prometido, así que lárgate.

Vi el anillo de compromiso brillar cuando apuntó su dedo a la salida.

—Vera, de verdad tenemos que aclarar muchas cosas entre los dos.

—Lo único que debo aclararte, Christian, es que ya no te quiero en mi vida y mi decisión es firme y clara —sus ojos destellaban determinación y sentí mi corazón encogerse.

Vera ya no me amaba.

—Vera, sé que cometí muchos errores en el pasado, pero déjame enamorarte otra vez —supliqué acercándome a ella—. No me hagas esto.

Entrecerró sus ojos y negó.

—¿Qué no te haga esto? —señaló el hospital—. Si pareces estar en otra galaxia, quien está en una habitación luchando por su vida a causa de una bala es Maximilian, no tú. Tú no estás rogándole a Dios por un milagro porque estás totalmente bien a pesar de tu jodida necedad y malas acciones.

Cerré mis ojos, sintiendo como sus palabras me traspasaban—. Tú me hiciste daño durante mucho tiempo y jamás te lo saqué en cara como se debía. ¿De veras crees que no supe que tu madre fue quien asesinó a mi tía para que no hablara y la condenara a pudrirse en prisión? —su voz se elevó cada vez más.

—¿Crees que no vi como le decías a Mila que yo era parte de tu pasado y ya no te importaba? ¡Yo vi todo eso y más, Harris!

Sus palabras cada vez dolían más.

—Estuve en las sombras estudiando cada uno de sus movimientos y cada día dejé que mi corazón se rompiera más al ver como eran cada uno de ustedes.

—¿Todo ese tiempo que estuviste "muerta" nos espiaste?

—No voltees esto contra mí —siseó—. ¡Vi todo eso y aun así no hice justicia como se supone que debí haber hecho! —las lágrimas salieron—. Ahora te ruego, por amor a todo lo bueno, déjame en paz, Christian. ¡He pasado años amando a un ser lleno de problemas, pero ya no quiero! Ya no estoy dispuesta a quedarme esperando por un amor tan tóxico como el tuyo.

—Vera...

—Solo suéltame, déjame ir... —su voz se convirtió en una súplica que me destrozó en mil pedazos.

—Haz tu vida con tu hijo y déjame hacer mi vida con Maximilian.

—Necesito una madre para él, Vera —susurré.

Ella negó y me miró.

—Y la tiene, solo que decidiste romperla en mil pedazos y provocaste que terminara en prisión —respondió tajante—. ¡La mataste por dentro, Christian!

—¡Porque quiero que tu seas la madre de mi hijo!

—¡Ya soy madre, Christian!

De repente, todo mi mundo pareció detenerse.

—Estoy embarazada de Maximilian —susurró mientras acariciaba su vientre.

—No, tú no puedes estarlo —sentí la sangre hervirme—. ¡No estás embarazada!

La tomé por los hombros y la sacudí.

—¡Tú eres mía! —grité.

Antes de que mi puño viajara directo a su estómago, Vera me da una patada en la ingle y se aleja rápidamente. Caí de rodillas y la miré, sus ojos reflejando miedo, mucho miedo.

¿Qué había hecho?

—¡No te atrevas a tocarme nunca más!

—¡Vera...!

Ella caminó hacia la salida, pero volteó.

—¡Esto se acabó, Christian! —gritó—. ¡Mi promesa de amarte se rompió en el momento en que escogiste ser un jodido machista de mierda y destrozarme en tu intento por convertirte en un "hombre"!

Y sin más, vi como el amor de mi vida corrió directo a la salida con una familia que no iba a ser nuestra.

Vera estaba rompiendo esa promesa que hicimos alguna vez.

Rompiendo PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora