Capítulo 5

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Me sentía extraña, fuera de lugar, viviendo una realidad que parecía tan complicada, tan difusa...

Mis pensamientos eran un nudo que se enredaba más con cada segundo que pasaba, con cada minuto que corría y recordaba aquel sueño, a mi padre y todo lo que me dijo. Mi cabeza estaba llena de ideas divididas. La voz de la razón me gritaba que estaba siendo una tonta por darle tanta importancia a un simple sueño, y la otra, esa voz que le pertenecía a la parte de mí que se empeñaba en ver las cosas desde todas las perspectivas posibles me decía que debía creer en aquellas palabras, que debía creer en ese mundo sobrenatural que existía y parecía rodearme.

Debía pensarlo bien.

Podría hacerle caso a la voz de la razón, porque era cierto, todo había sido un sueño, y los sueños no eran parte de la realidad. Pero... por otro lado, sabía que no tenía que dejarme llevar solo por eso. No podía ser tan ciega. Yo misma había sido testigo de las cosas extrañas que habían estado pasando... Como todas esas veces que pude escuchar lo que pensaban las personas sin que estas pronunciaran palabra alguna.

¿Podía leer los pensamientos? ¿Era posible algo cómo eso? ¿Qué debía pensar? ¿Cuál opción era la correcta?

Tenia demasiadas dudas y ninguna respuesta, y eso estaba provocando que enloqueciera.

—Bleer, ¿está todo bien? —la rubia llamó mi atención. Sus ojos brillaron con preocupación al verme, y yo solo intenté dedicarle una pequeña sonrisa.

—Todo bien.

Mi respuesta no pareció convencerla.

—¡Chicas! —Caitlin llegó a nuestro lado antes que la rubia pudiera decir algo más y nos miró de manera reprobatoria—. ¿Qué hacen aquí tan solas? No sean aburridas, vengan con nosotras.

La chica nos llevó hasta la sala sin esperar respuesta alguna de nuestra parte, y yo ni siquiera pensé en oponerme. Emma, Caitlin, Cristaly y Taylor habían llegado desde temprano, alegando que no dejarían que pasara este día como lo tenia planeado. Estaba de más decir que Caitlin había sido la cabeza de todo, pues según ella su objetivo para el día de hoy no era otro más que arruinar todos mis planes; es decir, descansar y leer.

Claramente lo que habíamos hablado el día anterior había quedado en el olvido para ella.

—¿Quieres? —Taylor extendió un pequeño recipiente en mi dirección con un liquido marrón fuerte llenándolo casi hasta el tope.

Lo pensé.

No acostumbraba beber. De hecho, podía contar con los dedos de una de mis manos las veces que lo había hecho, por eso sabía que no era buena en esas cosas. Podía embriagarme más rápido de lo que esperaba y no quería eso, aunque tal vez sí lo necesitaba...

—Tal vez un poco —acepté de buena manera, tomando el liquido más rapido de lo que debí hacerlo.

Una mueca descompuso mi expresión cuando sentí el ardor y el fuerte sabor amargo que dejó el liquido en mi garganta, y al verme Taylor no pudo evitar reír.

—Tranquila, tampoco quiero embriagarte con el primer trago —bromeó la pelirroja entre risas, provocando que mi rostro se calentara por la vergüenza. Mi inexperiencia en temas que involucraban al alcohol había sido más que obvia.

Taylor volvió a ofrecerme un trago minutos después, y lo acepté teniendo cuidado al tomarlo esa vez. Ambas nos unimos a las demás y quise prestar atención a la animada charla que mantenían, realmente me esforce en hacerlo, pero fue imposible. Mi mente viajaba a otro lugar, junto a otra persona, y se perdía en el mar de pensamientos que llenaban mi cabeza. Me sentía confundida, abrumada, intranquila por sobre todas las cosas. Desde que desperté, esa sensación agobiante que me llenó el pecho no me había abandonado; esa sensación de desasosiego, de que algo iba mal...

Reina VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora