Capítulo 2

11.4K 680 79
                                    

La conversación con Emma se extendió más de lo que esperé, y en poco más de una hora ambas ya nos considerábamos algo cercano a unos amigas. Demasiado rápido, lo sabía, pero no era difícil llegar a eso con la pelinegra. Ella era realmente agradable.

—¡Bleeeer! —un grito agudo, y muy familiar llenó mi audición de golpe cuando la llamada finalmente fue atendida, y tuve que apartar el celular de mi oído para no sentir que perdería mi tímpano.

—¡Alice, me dejarás sorda! —me quejé casi al instante en el que el chillido de la chica al otro lado de la linea dejó de escucharse.

La escuché reír y pocos minutos después un suspiro pesado saturó mi audición.

—Me haces mucha falta.

Una sonrisa triste y amarga danzó en mis comisuras al escuchar aquello, y mi corazón se oprimió con fuerza cuando los sentimientos provocados por ese comentario empezaron a abordarlo.

Yo también la extrañaba demasiado.

—Y tú a mí... —pude decir en apenas un susurro triste.

El silencio pesaroso que se cernió sobre ambas luego de eso fue horrible, y las emociones que inundaban todo mucho más, sin embargo, la chica del otro lado de la linea siguió con un nuevo tema de conversación, intentando bromear y dejar atrás el tema que nos acongojaba a ambas.

Hablamos mucho, tanto como aquellas noches en las que por no tener sueño terminábamos hablando de cualquier cosa durante toda la madrugada, llegando incluso a recibir el día con esas ojeras que las desveladas dejaban bajo nuestros ojos. Hablamos como si no hubiese distancia separándonos, como si no nos hubiésemos despedido hace unas horas y, al mismo tiempo, como si hubiese pasado demasiado desde que no nos poníamos al tanto de lo que pasaba en nuestras vidas.

Así, cuando la llamada terminó, era mucho más tarde de lo que pensaba, y el sueño seguía sin recurrir a mí, por lo que terminé entrando a una aplicación para leer libros electrónicos en la que últimamente había estado leyendo uno de los tantos que se encontraban ahí. Era de vampiros, algo bastante tonto considerando que las criaturas en cuestión no existían, pero aquello era un libro, en sus tramas existía cualquier cosa, así que el detalle del género no debía sorprender a nadie.

~•~

—¿Tocas tú o lo hago yo? —cuestionó la pelinegra, después de haber pasado un par de minutos en silencio en los que solo nos dedicamos a observar la puerta que estaba frente a ambas.

Lo consideré un minuto, o un segundo tal vez, y la respuesta resaltó en mi cabeza sin muchas complicaciones.

—Toca tú —respondí sin dudar, dando un paso atrás para que ella tuviera más espacio.

La escuché respirar profundo, y avanzó el mismo paso que yo había retrocedido antes de proceder a tocar la puerta que permanecía cerrada frente a ambas.

Los días que restaban para el inicio de las clases habían llegado a su fin y las clases habían dado inició aquel día. Emma y yo habíamos llegado juntas a la universidad, y durante todo el camino resaltó en la constante conversación el deseo de estar juntas en una clase al menos. Afortunadamente fue así, y no en una, sino en varias clases.

—Buenos días.

Cuando la puerta del aula se abrió, nos dejó ver detrás de ella a una mujer morena, de ojos marrones y cabello hasta los hombros que no parecía tener más de cuarenta y tantos años.

Ella fue amable al dejarnos pasar, y se mostró de la misma manera al presentarse e indicarnos a Emma y a mí los asientos que a partir de ese momento serían nuestros lugares. Las mesas eran para dos personas, y al acercarme al lugar que se me había indicado pude observar un poco a quien a partir de aquel momento sería mi compañero.

Reina VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora