Capítulo 14

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Eliud.

Por más que le daba vueltas al asunto, no lograba entender nada. Casi no podía darle crédito a lo que había visto... Aunque si lo pensaba bien, no era la primera vez que presenciaba algo así. Recordaba perfectamente aquella vez que había visto a Izan ponerse de la misma manera; de un momento a otro las llamas envolvieron su cuerpo entero y las manipuló de tal manera, que parecían parte de él.

El fuego no podía afectarlo, era todo lo contrario, él tenía todo el control.

Eso había ocurrido con Bleer, aunque no exactamente igual. Su cuerpo sí fue cubierto por las llamas, pero ella no tenía ni idea de cómo había pasado, o como podía manejarlo; estaba asustada, pude verlo. Era tanto su poder en ese momento que el no saber controlarlo fue lo que más la lastimó.

Me sentía culpable, aunque no tenía forma de saber que algo como eso pasaría. Yo solo quería hablar con ella, de la manera que fuera, pero no teniendo esos resultados. Nunca imaginé que se pondría así, mucho menos esperé que al final todo acabara de aquella forma.

Todo se había salido de control...

—Es tu culpa.

Sin dedicarme ni una sola mirada, sin levantar la voz o siquiera moverse demasiado, Galilea soltó esa acusación sin dudarlo ni un momento, y sabía perfectamente que iba dirigida a mí.

Ella no estuvo de acuerdo con nada de esto, y la prueba fue todo lo que nos costó traerla aquí. Su propia casa sufrió las consecuencias de su enojo cuando Luka y Adam fueron por ella e intentaron traerla; ellos tenían órdenes precisas; no podían lastimarla, pues mi plan era tratar de convencerla para que viniera por su propia voluntad, pero obviamente ella no aceptó. Galilea se negó rotundamente a venir, luchó contra mis dos amigos y se resistió hasta que ya no fue capaz de hacerlo. Todo tuvo sus complicaciones desde el principio.

Y esta última era la peor de todas...

Tal vez no había elegido el mejor de los días. Con todo lo de ese chico en la universidad que ella defendió, enterarse de la verdad de Emma, y luego lo que yo le hice... Fueron demasiadas cosas en un solo día, y tal vez, y solo tal vez, eso había provocado en parte lo que le había pasado a Bleer.

Galilea tenía razón... Yo era el culpable de todo.

Unos pasos fuertes resonaron en el lugar y llamaron la atención de todos casi de inmediato. Seguido de eso, la imagen de una Taylor furiosa acompañada de Emma se hizo visible ante todos. Sus ojos no miraron a nadie más que a mí y fue apenas cuestión de segundos para que se detuviera frente a mí y su mano terminara impactando contra mi mejilla.

El golpe dolió, por supuesto, pero no lo suficiente. No tanto como merecía.

—Eres un idiota, Eliud Zabala. ¿Es que acaso te volviste loco? ¡Cómo se te ocurrió hacer tal cosa!

Mi mandíbula se apretó con fuerza, pero no hice más que dedicarle una mala mirada. Estaba bien que quisiera reclamarme, pero no así, no frente a todos. Eso no iba a permitirlo.

—Ahora no, Taylor —unas simples palabras llenas de advertencia bastaron para hacerle saber a mi hermana lo que pensaba, pero de igual manera a ella no pareció importarle.

Estaba dispuesta a replicar cuando Chris llegó a la sala.

Chris era el médico de la familia. Le conté todo lo que había pasado cuando lo llamé y él vino tan rápido como pudo. Subió con Bleer para revisarla, y pasó como media hora para que finalmente bajara.

—¿Cómo está mi hija? —Galilea fue la primera en brincar de su asiento y abordarlo.

—Bleer está muy bien —informa, y puedo ver el alivio en la expresión de Galilea y mis hermanas al escuchar eso—, sin embargo, el episodio que sufrió ha sido bastante grave, así que no puedo determinar cuándo despertará —continuó diciendo con pesar—. Pueden ser días, semanas e incluso meses.

El silencio volvió a llenar todo cuando Chris terminó de hablar. Sus palabras quedaron flotando en el aire, cirniéndose sobre todos y llenando el ambiente de un aire pesarozo y hasta incómodo.

—Chris... ¿qué fue lo que provocó esa reacción en ella? —esta vez es mi hermana la que rompe el silencio, y casi puedo suponer el motivo de su pregunta.

—Este tipo de cosas no son tan normales, pero ella es una persona muy poderosa, y el choque entre tanto poder y tantas emociones revueltas, al no ser controlado como es debido, puede causarle grandes daños —Chris explica a detalle lo que ocurrió, y en medio de todo Taylor no duda en mandarme una mirada asesina. Es obvio que está muy molesta conmigo—. De igual modo estaré al pendiente de su progreso, y ustedes no duden en avisarme si ocurre algo con Bleer.

—Gracias, Chris.

El médico se retiró apenas vio su labor terminada, y Galilea no tardó en desparecer también, dirigiéndose a la habitación de su hija. Yo quise imitarla y subir a ver cómo seguía la chica, pero algo me lo impidió. O más bien, alguien.

—¿Para dónde crees que vas, Eliud?
—Taylor me intercepta, bloqueando mi camino en las escaleras.

—Sal de mi camino, Taylor —no quiero sonar brusco, pero lo hago.

—No, Eliud —desde mi espalda, escucho la voz de Cristaly y cuando volteo a verla la encuentro a solo unos pasos de mí, mirándome de manera fría—. Ni Taylor ni yo vamos a dejar que entres a su habitación. Si ella despierta y aceptar verte, está bien, pero mientras eso pasa olvídate de entrar ahí. No tienes ningún derecho después de haber actuado como lo hiciste —enojo y determinación pura brillaron en los ojos de mi hermana al decir todo eso, y aunque de verdad podía entenderlas, en parte sus actitudes también lograban hacerme enojar.

Taylor y Cristaly estaban muy molestas porque seguramente Emma las había puesto al tanto de todo lo que había ocurrido y ellas no estaban de acuerdo con nada. Eso, aunado a lo que había ocurrido al final, había hecho que su enojo hacía mí fuera mayor. Lo sabía, y lo entendía, pero de igual manera no dejaba de molestarme la manera en la que me hablaban y el hecho de que me impidieran verla.

Yo también estaba preocupado aún cuando era el culpable, y quería ver a Bleer, quería ver con mis propios ojos que, pese a todo, estaba bien.

Realmente deseaba eso... Pero no iba a ponerme a discutir con mis hermanas. No ahora.

Ninguna de las dos agregó algo después de mi falta de respuesta, y lo próximo que ví fue cómo Cristaly alcanzaba a Taylor en las escaleras antes de que ambas desaparecieran de mi vista.

—Están muy molestas contigo y tal vez lo último que quieren verte —Jeremy llegó a mi lado dándome unos leves golpes en el hombro—, así que solo dales tiempo. Luego se les pasará.

Seguí mirando las escaleras, pensando en la persona que estaba allí arriba. Tenía tantas ganas de verla...

—Sí, Eliud. Eso será lo mejor —Thomás se nos unió y yo solo asentí, dándoles entonces la razón.

Esperar.

Sí... Ellos tenían razón. Eso era lo único que podía.

Reina VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora