Capítulo 19

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—Estás hermosa.

Intenté sonreír mirándola desde el espejo, pero fue apenas una curva ligera que ni siquiera llegó a mis ojos, y que se deshizo tan pronto como volví a concentrarme en mi imagen.

Traía puesto un vestido que Cristaly había catalogado como "perfecto" para la ocasión; era rojo con detalles plateados en el escote, el cual resaltaba con una bonita forma de corazón; además, se ajustaba bien hasta la cintura, y al llegar a la parte de la falda era más suelto, culminando con un corte en la pierna derecha que iba desde la mitad del muslo al tobillo. Eso iba en juego con unos zapatos plateados de plataforma, algunos accesorios y un hermoso maquillaje con sombra oscura en el que Taylor se había esmerado y que hacía resaltar el color de mis ojos.

Parecía otra...

El tiempo que habíamos tardado eligiendo este vestido y todas las diferencias que las hermanas habían tenido en el proceso al final habían válido la pena, porque el resultado había sido más que satisfactorio. Me veía muy bien. Me veía como nunca antes...

Un silbido llenó mi audición, sacándome de mis cavilaciones, y me di la vuelta justo para ver a una sonriente Taylor cruzando la puerta de mi habitación junto a Emma y Cristaly. Las tres lucían hermosas, y me miraban sonrientes.

—Dios mío, mujer, estás de infarto —Las cejas de la pelirroja se elevaron con fascinación, y fue eso, aunado a su comentario, lo que hizo que una pequeña risa me abandonara—. Y ese maquillaje... quedó simplemente hermoso. Soy lo máximo, ¡me amo!

Sacudí la cabeza en señal de desaprobación, pero no pude contener la sonrisa divertida que se dibujó en mis labios. Taylor no tenía remedio...

—Definitivamente así es como debe lucir una reina.

Cristaly sonrió complacida, y Emma asintió, mostrándose de acuerdo con sus palabras.

—Nosotras vinimos a desearte suerte, pero creo que no la necesitas —soltó entonces la pelinegra—. Nos vemos abajo, Bleer.

Las tres me dedicaron una última sonrisa y una que otra palabra antes de irse, dejándome nuevamente a solas con mi mamá. Ella, que sabía bien como me sentía, se acercó y tomó mis manos entre las suyas, en un gesto conciliador.

—Cristaly tiene razón: hoy luces como una verdadera reina. Te ves hermosa, cariño, pero además de eso, te ves como una mujer fuerte, decidida y capaz de gobernar al mundo entero si así lo quisiera. Recuerda eso, ¿sí? Y no estés nerviosa, todo saldrá bien, solo tienes que bajar y demostrarle a todas y cada una de las personas presentes en ese salón quién es Bleer Manasés.

Me dedicó una sonrisa dulce que me encontré devolviéndole mientras sentía sus palabras calar profundo en mi sistema, llenando mi pecho de una emoción fuerte y cálida que actuó como un sello para sus palabras, que se quedaron en mi cabeza, repitiéndose como un importante recordatorio.

—Te quiero.

Mamá me dió un pequeño y fuerte abrazo antes de salir también, dejándome sola en la habitación. Y una vez que me encontré en esa situación, solté un suspiro pesado y profundo. Entonces, una vez más, volví a girarme hacía el espejo.

Estaba nerviosa. Muy nerviosa.

Pero mamá tenía razón. La mujer que me devolvía la imagen en el espejo era una mujer de apariencia segura, fuerte y determinante, y de nada habría servido construir esa imagen si luego terminaría echándola abajo por culpa de mis nervios y mis dudas.

No.

Yo no podía hacer eso.

Si tanto nos habíamos esmerado en construir la imagen que ahora me devolvía el espejo, tenía que mantenerla de cualquier manera. Así que nada de nervios que arruinaran todo, ni preguntas innecesarias.

Reina VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora