Capítulo 10

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—Tú ya te olvidaste de mí, ¿cierto?

Nunca imaginé tener que escuchar esas palabras. Y menos pensé que, estando en las situación en la que estaba, podían llegar a doler tanto. Aunque tenía sentido... No era cualquier persona la que me decía aquello: era Alice. Que fuese justamente ella quien pronunciara esas palabras, y con ese tono de voz tan lleno de amargura era lo que hacía que me dolieran.

Mis dedos se apretaron con más fuerza alrededor del celular y un nudo empezó a formarse en mi garganta en aquellos momentos.

¿Olvidarme de ella? Era imposible hacerlo. Habíamos pasado demasiadas cosas juntas; más que mejores amigas, Alice y yo siempre fuimos como hermanas, con un lazo de corazón que ni siquiera la muerte del mio era capaz de deshacer.

—Alice, no... —mi voz salió en apenas un susurro y tragué con fuerza, queriendo deshacer el nudo para intentarlo de nuevo, pero no funcionó.

—Lo hiciste, Bleer —insistió entonces, sonando cada vez más triste—. Ya no me escribes, no me llamas, tampoco respondes mis mensajes o llamadas... Ya no te importo.

Mi cabeza se sacudió en una fuerte negativa, olvidando momentáneamente que la chica no podía verme. Entonces me apresure en negar sus palabras.

—Claro que no. No es así, lo que pasa es que...

¿Qué? —cuestionó de inmediato—. ¿Qué es lo que pasa, Bleer?

Mi mente quedó en blanco por unos momentos, y toda palabra que hubiese querido decir murió en mi boca.

Todo había cambiado. Los vampiros existían en la vida real, vivían entre nosotros, su especie tenía incluso personas que los gobernaba y yo era parte de ellas... Era una vampiresa, y no cualquiera; era la reina.

Eso pasaba. Todo eso era lo que estaba pasando entonces... Pero yo no podía decírselo. De ninguna manera podía involucrar a Alice en toda esa locura que estaba viviendo.

Un suspiro profundo me abandonó.

—Sé que he sido una tonta por no llamarte en todos estos días... Pero eres mi mejor amiga, y sabes que te adoro; no podría olvidarme de ti —sin ganas de excusarme ni decirle mentiras, solo opté por disculparme—. De verdad lo siento mucho, Alice... ¿Podrías perdonarme?

El silencio le siguió a mis palabras por unos momentos que se me hicieron eternos, y la impaciencia llenó entonces mi sistema, consiguiendo que empezara a pensar cosas no tan buenas.

—Está bien —habló finalmente, después de un par de minutos—. Te perdono, Bleer.

En otros momentos seguro me habría sentido mucho mejor al escuchar eso, sin embargo, en esa ocasión resultaba ser todo lo contrario. Me sentía mal, y sus palabras no hacían más que empeorar eso, porque mi disculpa era sincera, pero de todos modos yo seguía ocultándole cosas. No le había dicho ni siquiera un poco de toda la verdad, y para bien o para mal, tampoco pensaba hacerlo. Aunque me sintiera como la peor amiga del mundo, ya lo había decidido; no iba a decirle ni una sola palabra de todo lo que ocurría a Alice. Ella no necesitaba nada de toda esta situación caótica en su vida...

—¿Bleer?

Parpadee repetidas veces, saliendo de mis cavilaciones, y volví a la conversación que seguía pendiente con la persona al otro lado de la línea.

—¿Sí?

—Estás muy distraída... Si sigues así voy a empezar a creer que ya hay alguien especial por ahí —su voz tomó un tinte coqueto, sugestivo, y yo solo pude sonreir.

Por alguna razón, un par de ojos claros llenaron mi cabeza.

—Eso no tiene nada que ver —negué de inmediato, aunque a ella eso no la convenció.

Reina VampíricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora