Capítulo 17: Ya no hay vuelta atrás

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Amanecí meciendo sobre mi propio cuerpo, reconociendo la fallida misión de descanso. Sábado.

Alcé mi peso sobre mis pies, corriendo por un encuentro inmediato con el agua fría de la ducha, realmente necesitada de destensar mis músculos.

Dediqué unos largos diez minutos a decantarme por un atuendo adecuado. Aquel día marcaría un antes y un después en mi vida. Guié mis pasos acobardados fuer de mi cuarto, con la esperanza de no cruzarme con los ojos esmeralda de Harry.

Toda la casa se sumía en un devastador silencio, fruto de la ausencia de su presencia. Él se había marchado.

Mis manos no vacilaron agarrando decididas el manojo de llaves del que Harry me había hecho entrega para luego encaminarme fuera de aquel apartamento, dejando en el cualquier pensamiento referido a Harry y lo ocurrido la noche anterior.

Mis pasos abiertos en forma de zancadas guiados por el impulso y la necesidad de reencontrarse con las personas que en un principio aseguraron haberme dado la vida.

Todo en mi interior vibraba reprimiendo el impulso de dar media vuelta y regresar a casa de Harry, lejos de las mentiras y los recuerdos dolorosos, pero continuaba caminando en la misma dirección, dispuesta a enfrentarme a la realidad a la que ahora me veía sometida.

Necesitaba su ayuda, necesitaba una información de la que tan solo ellos disponían para poder correr al encuentro de la mujer que realmente me dio la vida, para saciar mi sed de respuestas hacia innumerables preguntas. Conocía los riesgos, viéndome capaz de derrumbarme en el reencuentro.

Aún no había superado lo ocurrido, mi cerebro se esforzaba por darle sentido y asimilar la verdad de mi historia, pero me declaraba incapaz de hacerlo, aquella sería una mentira que me torturaría toda la vida, una mentira que jamás podría perdonar.

Traicionar mi confianza de ese modo, simplemente no tenía cura para mi resquebrajado corazón.

Mis pies se tambalearon al tropezar con una piedra en el camino. Mi cuerpo estabilizó su peso de nuevo, evitando así una caída inesperada.

Mi marcha se había detenido, mi seguridad había volado lejos, abandonándome, obligándome a enfrentar aquello yo sola. O tal vez, dando paso a lo que sería un largo camino de vuelta a casa, incapaz de sostener aquella situación

Una voz en mi interior aclamaba un fuerte “Hazlo” repetidas veces. Tan solo aquella calle se me resistía, pudiendo observar el perfil de la que había sido mi casa 16 años con determinación.

Empuñé mis ojos con fuerza, sin dar lugar a más pensamientos contradictorias, sintiendo como todo mi empeño se disponía a correr sin descanso hasta que la puerta ya se hayo frente a mí.

Mis nudillos golpearon la madera a duras penas, temblorosos, inseguros.

Un sinfín de preguntas martillearon mis pensamientos afligidos por la inevitable tentación de huir antes de que la puerta s abriera frente a mí.

Demasiado tarde, el cansado rostro de mi madre se postraba ahora ante mí. Contuve el aliento, incapaz de respirar aquella nostalgia que me invadía. Deseando abalanzarme sobre ella y romper en llanto sobre su pecho. Beber de su ternura, disfrutar de sus caricias, y confesar haberlas extrañado como jamás pensé que lo haría

-         Alexia – su tenue voz convertida en un susurro, temeroso de ahuyentar mi voluntad ciega, mandándome de nuevo lejos de ella.

-         Hola – enmarqué la dureza de mi voz, obteniendo la dolida expresión de “mi madre como recompensa”. No buscaba hacer las paces con ellos, tan solo esperaba encontrar respuestas en sus años de experimentadas mentiras hacia mí.

Beautiful liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora