Capítulo 5

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- Deberíamos vernos en otra parte que no sea este bus, ¿No crees?- cuando me arriesgue y le preguntarle eso a Sagara mis piernas temblaban, ella puso una expresión en blanco y pensé que había cometido un error del que me arrepentiría toda mi vida pero luego sonrió mostrando todos sus dientes y dijo que para eso sus papas tenían que conocerme primero.

Así que aquí estoy cenando con la familia de Sagara al parecer ya habían oído hablar de mi pues sabían mi nombre.

-entonces ¿cómo se conocieron?- pregunto su madre Angélica, ella le hacía justicia a su nombre pues era toda un ángel dulce y siempre feliz.

- Pues el bus que tomo para ir a mi casa después del colegio es el mismo que Sagara toma para ir a sus clases de piano. La conversación no fue muy interesante solo les conté de mi vida y ellos de la suya, luego Sagara se levantó al baño y su padre dijo apresuradamente.
– Adrián si vas a salir con ella a alguna parte debes avisarnos, te doy mi número y por favor dame el tuyo. Compartimos números y luego yo pregunte si Sagara tenía celular, pero en ese momento llego ella al comedor y respondió con voz firme para que todos la escucháramos que si tenía, luego miro a sus padres y les dijo.

-No tienen que esperar hasta que me valla para darle todas las indicaciones a Adrián de que es lo que debe hacer si va a ser mi amigo, he vivido toda mi vida así, deben dejar de ocultarlo, pensando que si hablan de algo que tenga que ver con mi ceguera me afectará.-después de un momento dijo- Disculpen ya no tengo apetito- y así se fue a su cuarto, sus padres me miraron y asintieron dando a entender que la podía seguir.

Entre a su cuarto y ella estaba en su cama al lado de una lámpara, le salían lágrimas de sus hermosos ojos. Le pregunte qué estaba haciendo y ella me respondió que sintiendo el calor. Después de unos minutos dijo.

-lamento que tuvieras que ver esa escena, pero debes entender una cosa: nosotros nacemos débiles y temerosos, son los retos que la vida nos pone que nos hacen ser valientes y fuertes. El problema es que hasta el héroe más fuerte se cansa, y la persona más valiente también es la más temerosa.

Después su llanto fue incontrolable, yo me senté al lado de ella, la abarse y la consolé después de un largo rato se quedó dormida entre mis brazos.

La lunatica se despide :*


El mundo de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora