capitulo 15

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Siempre tenemos un mal día en el que antes de dormirnos no quedamos con el "hoy fue el peor día de mi vida", pero siempre habrá un día o tal vez tres o cuatro en que te sentaras y no podrás ni pensar ni decir nada porque estás envuelto en la melancolía del verdadero peor día de tu vida. Muchas veces esos días son solo un conjunto de un solo suceso, capítulos de una sola historia, un mal día que promete una avalancha de otros iguales a el.

Algo similar me pasó un año después de que Sagara había estado internada en ese hospital después de su accidente, estaba a unos meses de terminar el colegio, ya tenía licencia de conducir lo que suponía que Sagara y yo ya no teníamos que ir en bus al colegio ni a ninguna otra parte. El carro que teníamos reflejaba como nuestra relación avanzaba, habíamos convertido un carro viejo, de segunda mano que nadie pensó que iba a arrancar, a un carro con todos los lujos, teníamos parlantes y seis discos con colecciones de música, tres de Sagara y tres míos, mantas y almudadas en la parte de atrás solo para nosotros, un pequeño jardín privado en la parte de atrás y mercancía para vender en el baúl.

-¿Adrián viste los tapetes que hice para el carro?.

-claro amor los estoy pisando ahora mismo.

-¿No te parece espectacular tener nuestro propio sitio, nuestro espacio?- le iba responder pero mi teléfono sonó, estábamos a las afueras de la ciudad aparcados cerca de una casa victoriana inmensa y un jardín igual de grande, «una imagen de lo que queriamos pero nunca llegamos a obtener», conteste. – ¿Aló?
- hijo soy tu madre necesito que vengas al hospital ahora mismo- se oía preocupada y triste- ¿pero qué paso mamá? ¿Estás bien?
-lo siento mucho hijo es tu abuelo está en el hospital municipal, enserio lo siento- colgué inmediatamente y arranque el carro sin decir una sola palabra, Sagara me pregunto que tenía pero no era capaz de formular palabra, solo dije "Álvaro", con eso ella comprendió todo.

Estaba en la sala de espera de hospital, mi abuelo había sufrido un paro cardiaco, pero el exámen que le hicieron por protocolo se dieron cuenta que tenía los pulmones totalmente dañados por el tabaco, estaba conectado a una máquina que lo ayudaba a respirar que lo ayudaba a vivir y aun no sabíamos qué iba a pasar, por ahora teníamos que esperar a que despertara.

Después de casi  4 horas esperando una enfermera llego y me llamo, me dijo que mi abuelo quería hablar con migo.

-Hola abuelo- dije con lágrimas apunto de brotar- hola hijo- dijo sin abrir los ojos- lo siento mucho abuelo lo siento mucho- dije casi susurrando cada palabra- no es tu culpa adrián, ya es mi hora- iba a hablar pero él no me dejo.- No protestes ya lo decidí, es hora de que me valla y tú puedas cumplir tu promesa, luego lo entenderás, pero no quiero seguir hijo, ya quiero descansar, reposar en otro sitio junto a tu abuela, por favor no cometas errores estúpidos ahora que no me vas a tener, no dejes ir a Sagara es una chica espectacular, te lo he dicho desde el primer día, pero sobretodo necesito que me prometas algo – yo simplemente no podía hablar, aun no reaccionaba solo pude asentir- tienes que arriesgarte por lo que amas, prométeme que lo harás, prométeme que te lanzaras a la aventura por lo que es correcto- lo pensé unos segundo- te... te lo prometo- el serró los ojos y sonrió- gracias, mándale saludos a Sagara de mi parte y dile a tu madre que lo siento y que la amo- y después de un suspiro sonó ese horrible y ensordecedor pitido- no abuelo, por favor no me dejes, despierta por favor, aun no estoy listo para que te marches-estaba muerto no importaba que tan fuerte gritara o que tanto apretara su mano, estaba muerto, y no volvería el mismo lo había decidido. No tardaron en llegar las enfermeras y cuando se lo estaban llevando yo grite- te lo prometo- y me sumergí en la amarga travesía que es la muerte, la muerte de alguien que amas.
Sagara sostuvo mi mano todo el tiempo.
Las sorpresas no dejaron de llegar tres días después del funeral de mi abuelo me entere por medio del testamento de Álvaro que me dejo todas sus perteneces, tierras, dinero, prácticamente todo, si vendía su casa y le sumaba la herencia que me dejo más el dinero que habíamos ahorrado Sagara y yo, teníamos el dinero sufriente para costear los gastos de la operación. Y así sin siquiera desearlo la muerte de mi abuelo trajo consigo un rayo de alegría de alegría a pura, después de una semana aterradora entendí lo que me dijo mi abuelo antes de morir "es hora de que me valla y tú puedas cumplir tu promesa".

Decido guardar lo que había descubierto hasta que fuera el momento adecuado para decírselo a Sagara.


holiiii bueno aqui un nuevo capitulo, si les gusta comenten y votes, voy a ubir hoy y mañana porque mañana es mi cumpleañoooooos y estoy inspirada jaja.

El mundo de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora