APÉNDICE INFORMATIVO (PARTE 3)

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ACERCA DE LA «BATERÍA BLYGHT»

     Todo comenzó a mediados del siglo XVIII cuando el profesor, investigador y científico Isaac Blyght, con su mente inquieta y deseosa de conocimiento y descubrimientos, comenzó a estudiar las propiedades de los cristales «qva». No hacía muchos años atrás las personas que manipulaban dichos cristales notaban que estos parecían emitir pequeñas descargas eléctricas similares a un choque electroestático. Además, las brújulas se volvían locas cuando uno de estos cristales se encontraba cerca. Y qué decir de los pequeñuelos que se llevaban estas piedras a la boca creyendo que eran caramelos, y terminaban escupiéndolas porque recibían una leve descarga eléctrica en sus lenguas. Al profesor Blyght le parecieron curiosos dichos fenómenos, por lo que se dedicó a estudiar los cristales «qva» con mayor detenimiento.

     Como resultado de sus estudios, el profesor Isaac Blyght descubrió que estos cristales en efecto poseían la capacidad de producir descargas eléctricas. También descubrió que dicha descarga se volvía mucho más poderosa cuando combinaban varios minerales, y esta se volvía todavía más potente si eran encapsulados en un cilindro fabricado con el mineral «qvaschvarck», el cual amplificaba hasta diez veces más la carga eléctrica recibida de los cristales, y posteriormente sometidos a un proceso de calentamiento a muy altas temperaturas dentro de un horno y presión a base de golpes de martillo o utilizando una prensa. Esto hacía que los cristales comenzaran a emitir un resplandor que podía verse a través del cristal de color oscuro y liberaran por completo su energía contenida –el cómo llegó a esa conclusión en sí un es misterio; tal vez el profesor experimentaba con una muestra y, al ver que obtuvo resultados favorables con ella, procedió a realizar más experimentos utilizando otras muestras y aplicando las variables antes mencionadas.

     Tras varios años de investigación y arduo trabajo, perfeccionó el proceso y comenzó a fabricar numerosas versiones de su invención, a la que bautizó con el nombre de batería Blyght. Esta llegó a convertirse en la principal fuente de energía para los habitantes de Couland.

Junto con la creación de este poderoso energético surgió una revolución tecnológica mucho más avanzada que la que se había comenzado a vivir en países como Gran Bretaña y Estados Unidos. Esto dio pie a la creación de máquinas y aparatos que aprovechaban las capacidades energéticas de la invención de Isaac Blyght, desde simples lámparas incandescentes, pasando por versiones primitivas de electrodomésticos modernos, hasta máquinas motorizadas para el transporte. Las fábricas y empresas manufactureras de materias primas se vieron beneficiadas al agilizar su producción introduciendo máquinas que llevaban a cabo el trabajo de una persona en menos tiempo. El comercio de productos se benefició de la fabricación de vehículos de transportes de cargas más veloces y eficientes que los trenes y los barcos impulsados por velas. La agricultura, la industria maderera y la industria minera también se vieron favorecidas con el empleo de tractores, segadoras y sembradoras, así como máquinas que ayudaban en la tala de árboles y en la excavación. Incluso la sociedad de Couland vio la llegada de un vehículo personal rápido y eficiente: el autwagen.

     Por desgracia, no todo resultaba ser miel sobre hojuelas. El descubrimiento de tan poderosa fuente de energía atrajo la atención de las personas equivocadas a la tierra de Couland, por lo que sucedió el evento conocido como...                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            

Edward EverwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora