《Blog AdriNette》

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Al día siguiente Alya estaba soportando a su amiga de peinado de coletas con reclamos sobre la transmisión en vivo y la creación de un nuevo blog. Aunque admitía que lo peor era el nombre que ella le otorgó a la pareja: "AdriNette". Eso estaba sacando a la fémina de orbes azul cielo, de sus casillas. Es decir, ¡ellos no era Bratgelina! O cualquier cosa similar.

Su cabeza, su corazón era un lio. Por un lado se sentía feliz al ser emparejada de esa forma con Adrien, pero entendía también que algo forzado no era lo que esperaba y mucho menos deseaba. En tan pocas semanas él había confiado ciegamente en ella para una variedad de cosas y dos de ellas eran muy importantes, las cuales los llevaron al punto actual.

Suspiró con pesadez y abandonó a su amiga en el patio principal. Marinette subió furiosa las escaleras al segundo piso, donde se encontraba su aula escolar, pero al pisar tan fuerte resbaló. Se maldijo interiormente por su torpeza, la cual fue ignorado por uno de sus compañero, aquel que se sentaba al fondo para hacer quien sabe que cosa.


– ¿Te encuentras bien, Marinette? – Preguntó mientras la ayudaba a levantarse.

– Sí. – Asintió tomando una de las manos del chico. – Soy tan torpe, todo por ir distraída.

– A todos nos pasa.

– Supongo... – Sacudió un poco su ropa, sobre todo sus pantalones. – Gracias.

– N-no hay de que.


La joven lo vio algo extrañada con aquel cambio de personalidad. Cuando no le vio directo a los ojos (como solía hacer con todos), apareció un tartamudeo en su compañero de clases.

Sonrió para pedir permiso, necesitaba avanzar a su destino para calmarse un poco hasta que las clases comenzaran.


– Las clases... – Suspiró con un dejo de tristeza para después tomar asiento. – Están por terminar.


La verdad no es que extrañara del todo las enseñanzas se Miss Bustier, sino que, lo que más añoraría era saludar a sus amigos cada mañana, hablar con ellos a diario y pasar buenos ratos. Ahora que todos irían a la universidad, serían separados por kilómetros. De sólo imaginarlo su piel se erizaba y sus músculos se tensaban.

Mientras todo aquello era reflexionado por la azabache, su mejor amiga hablaba con Adrien y Nino que tampoco se mostraban muy de acuerdo con el tema del "blog AdriNette". Sobre todo era el rubio es que se incomodaba, y no precisamente por él mismo, más bien era por su amiga a la que esto no le hacía gracia. Claro que eran algo más que amigos, pero tampoco era como si fueran amantes o algo similar. Parece que esto se le estaba saliendo de las manos.

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