《En la panadería Dupain-Cheng》

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La joven caminó pesadamente a casa después de despedirse de sus amigos y...


– Adrien... – Suspiró cruzando la calle que la separaba de su hogar.


Apenas divisó a sus padres, ambos corrieron a abrazarla y preguntarle cómo se la había pasado en aquella sencilla fiesta con sus compañeros. No entró en detalles –aún–, pero vaya que se mostró completamente sonriente al recordar todo lo que había pasado con el joven modelo de cabellera dorada.


– Sube a descansar, seguro se quedaron despiertos hasta muy tarde. – Le sugirió Sabine Cheng.

– Te llamaremos cuando esté la comida. – Completó el varón bonachón.

– Gracias, los quiero. – Con lentitud avanzó hacía la parte trasera.

– Por cierto. – La mujer mayor tuvo una mirada cómplice con su marido. – Todo está arriba.

– ¿Ah?


No entendió de buenas a primeras, pero al rozar su brazo con la caja con la carta que llevaba en su chaqueta supo que era lo que sus progenitores le estaban intentando decir. Corrió a su habitación lo más deprisa que pudo para que apenas entrar viera el montón de cajas y bolsa de distintos tamaños.


– ¿Q-qué? – Su rostro estaba sonrojado. – ¿Qué es todo esto?


Arrojó sus cosas lejos y comenzó a abrir cada uno de los paquetes que estaban frente a ella, los cuales incluían algo diferente con alguna nota que mencionaba porque eso estaba en su cuarto. Una de las primeras cosas era una peineta con forma de corona pequeña, su nota decía que le recordaba que era una princesa. Otro de los regalos era un anillo con un pequeño zafiro, siendo un regalo porque le recordaba el color de sus profundos ojos.

Eran cerca de cuarenta productos diferentes, todos mencionaban detalles de ella, cosas que ni ella misma tomaba en cuenta de que él supiera. Se supone que antes de que le ofreciera su ayuda sólo eran amigos, prácticamente compañeros, ¿había una posibilidad de que él la notara desde antes?

Sujetó un pijama de mariquita que era una de las últimas cosas que había desempacado; estaba feliz por esa pequeña posibilidad de que su amor fuese correspondido, tal vez no desde hace tiempo, pero algo estaba comenzando a florecer en el chico y eso le estaba haciendo pensar tantas cosas maravillosas que no pudo contener un grito de felicidad.

Todo estaba siendo tan dulce y perfecto, que setomó el tiempo en abrir el resto de regalos que quedaban, separando las notasen orden para guardarlas en una nueva cajita junto a la carta con forma deacordeón que todavía le faltaba leer. Pero eso sería por la noche, cuandoestuviera un poco más calma. Quería tomarse su tiempo para apreciar cadadetalle de ese diminuto obsequio.

Rumores [Miraculous Ladybug Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora