《¡A la caza del tesoro! - Parte 3》

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Se quedaron viendo directamente, sin preocuparse porque les vieran, porque alguien los juzgara o señalara. No había nada ahí aparte de ellos dos. Por primera vez, desde que comenzó toda su historia juntos, era la primera vez que estaban solos.

Se había vuelto algo inexplicable. Sentían no conocer dicha sensación; parecía tan nueva que despertaba en ellos una tremenda ansiedad, un miedo indescriptible en que sólo el otro podría salvarlos.

El primero en dar un paso fue el de ojos esmeralda que le otorgó un beso pequeño en la frente, viendo la reacción tan inocente de su novia, decidió bajar al puente de su nariz, después la punta, la mejilla, la comisura de sus labios...


- Sabes que te amo, ¿verdad Marinette? - Todo lo decía en un susurro.

- S-sí... - La respiración de la joven era entre cortada, los nervios la invadían.


Adrien le regaló un suave beso en sus hermosos labios teñidos en rojo. Nada invasivo ni fuerte, solo el contacto de ambos jóvenes que se desmostraban amor y comprensión. Sus respiraciones y latidos se volvieron uno solo, tranquilo y relajado, suave.


- N-no te molesta que... - La azabache hablaba a escasos centímetros de su pareja, ocultando su mirada. - Yo haya besado a esa chica.

- Tal vez. - La cargó  para darle una rápida vuelta. - Y es por eso que te voy a besar más, para hacerte olvidar ese. Quiero que sólo recuerdes mis besos.


La llevó a la pared más cercana, a unos escasos centímetro de la puerta de acceso que estaba cerrada. La beso por segunda vez. Desesperado, ansioso por hacerle sentir que era suya y de nadie más.

Marinette adoraba al chico dulce y tierno, pero debía de admitir que esa actitud tan severa le encantaba; en absoluto se opuso a lo que estaba recibiendo de él, le permitió deleitarse no sólo con su boca, sino también con su hermoso cuerpo al tomar sus manos y comenzar a perfilar su figura.

Todo aquello era una locura para los dos, que por primera vez sentían que expresaban su amor y deseo sin tapujos, sin miedo.

Ella, tomando un ligero impulso, enredo sus piernas en la cintura del chico, intentando no separarse de él, quien respondió apretando su cuerpo aun más contra el de ella. Todo parecía interminable, siendo capaces de llegar a algo más en aquella azotea del hotel de los Bourgeois. Pero no era el tiempo, mucho menos el lugar.

Aquel largo y tendido beso se terminó, para dejar ver a dos jóvenes enamorados, sonrojados y riendo felizmente porque estaban juntos, correspondiendo los sentimientos del otro, viviendo las vidas que tanto deseaban sin dejar de superar los obstáculos que se cruzaban en sus vidas.

Rumores [Miraculous Ladybug Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora