Rumores [Miraculous Ladybug Fanfic]

《¿Adrien Agreste y Claris Juvet?》

Azul y negro. Naranja y morado. No eran colores que ninguno usara con frecuencia, pero probar nuevos estilos no era malo en absoluto, sobre todo si ellos eran considerados modelos a seguir en el tema de la moda.

– ¿A qué hora llegará? – Cuestionó irritada la azabache.
– No lo sé. – Su novio observó su móvil. – Según mi padre, ella no tardará en llegar.

La joven cruzó la pierna y continuó comiendo grandes cucharadas de su postre helado.

Estaban esperando a que una clienta de Gabriel llegara a la cafetería en que se citaron, ella debía recoger un pedido personalizado que le solicitó al diseñador en cuestión, pero ya había pasado mucho tiempo desde la hora acordada.

La joven trataba de ignorar la larga espera y enfocarse a que ambos estaban fuera de la mansión Agreste, disfrutando de algunos postres. Agradecía que ahora ellos ya pudieran salir solos, pero sí debían esperar y mantener alejados a los fanáticos (que aumentaron después de la pasarela), no se podían divertir mucho.

El chico bufó para luego acariciar una de las manos de su querida novia a modo de tranquilizarse ambos.

– ¡Que linda es la joven y más famosa pareja de Paris!

Los muchachos buscaron quien les había llamado de esa forma; junto a ellos estaba parada una mujer de cuerpo espectacular, piel canela y vestimenta provocativa. Les sonreía abiertamente mientras mostraba una de las tarjetas del padre del rubio.

– Lamento llegar tarde, pero estaba... Atendiendo un cliente. – Tomó asiento junto a Adrien. – Un placer, Claris Juvet. – Extendió la mano a ambos que respondieron de la misma forma, indicándole sus nombres.

La más joven le extendió el paquete con su pedido y gustosa lo aceptó.

– Bueno, creo que es todo. – Mencionó la italiana. – Muchas gracias.

– Gracias a ti. – Respondió el rubio.

– Es un placer.

Con rapidez besó la mejilla de Marinette, pero cuando se trató de su pareja, lo besó en la orilla de los labios.

– ¡¿Qué?! – Gritó la pareja al mismo tiempo.

Ellos estaban tan sorprendidos que no reclamaron a la de piel canela, sólo estaban estupefactos por una acción tan extraña como esa. El ojiverde era el que se sentía más miserable por ser tan inocente. Tomó a su novia de la mano para retirarse de ahí en cuanto dejó pagado lo que consumieron.

No hablaban, sólo caminaban con prisa a la mansión. Con este caos no tardarían en llegar los entrevistadores amarillistas y las docenas de paparazzi preguntando que si ahora era un hombre descarado al besar a una mujer mucho mayor que él.

– Adrien... – La ojiazul intentó detenerlo. – Estamos yendo muy rápido.

Se detuvo en de golpe y volteándose abrazó con fuerza a su pareja.

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Una disculpa a quienes no han podido leer este capítulo, lo publiqué por error hoy en la mañana (le di clic a publicar mientras dormía) cuando aun no estaba terminado. Apenas lo completé y espero que no tengas problema para leerlo >,< ¡Saludos!