Capítulo 23. (R)

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V.Nick:

Durante el viaje hacia las Madrigueras, estuvimos hablando con la madre de Judy y divirtiéndonos con historias, anécdotas y chistes. Aunque tengan miedo como me ha dicho Zanahorias, cuando entran en confianza son muy divertidos. El viaje duro unas dos horas yendo por la carretera. Eso es lo bueno de tener una ley que mantenga al derecho y al revés caminos tan bien hechos. Un pequeño dato sobre Zootopia y su estación de trenes: los trenes demoran más en llegar ya que tienen horarios y sus salidas a veces se retrasan. Además de que algunos expresos dan un recorrido por toda la ciudad antes de salir hacia algún otro lugar fuera de Zootopia.

Siguiendo con algo que no tenga que ver con los trenes de Zootopia; llegamos a las tres y media de la tarde a la casa Hopps. Bajamos, dejamos nuestras maletas en la casa de mis futuros suegros y después, sin detenernos a descansar que es lo que to deseaba con fuerzas, fuimos a revisar junto a mi suegra y mi suegro, el lugar que habíamos reservado para la boda.

Tengo que admitir que era realmente espectacular. Era en un campo abierto cerca de una hacienda rustica, con vista hacia un hermoso bosque detrás del altar temporal. La luz del sol pegando directamente a la zona de la boda, y para rematar, flores aquí y allá adornando las sillas, mesas y el arco del altar...

Todo esto le hubiera gustado ver a mi madre...

―Nick, ¿Sucede algo? ―preguntó Judy llegando detrás de mí.

―Oh, no, nada. ―respondí vacilante―. Solo pensaba que este lugar es muy hermoso. ―me excusé lo mejor que pude.

―Oye. ―me empujó un poco con su cadera―. Te conozco lo suficiente para saber qué te pasa algo. ¿Qué es?

Di un suspiro para soltar lo que sabía que algún día terminaría por decirle.

―Es sobre mi madre. Desde pequeño, siempre me decía que me casara en un lugar así. Me lo decía con demasiado detalle que recuerdo todo lo que me dijo. Que haya una banda tocando la armoniosa canción y... ―reí al recordar lo mejor de ella―. Siempre me decía que me vería muy elegante con un traje negro aunque yo soy muy naranja. ―un recuerdo tan lindo me hizo derramar unas cuantas lágrimas―. Lo siento. ―me limpie las lágrimas que trataban de resbalarse por mi mejilla.

―Oh Nick... ―dijo Judy enternecida―. Estoy segura de que ella está orgullosa de que su hijo se case como ella quería. Vamos, yo sé que es lo que te animara. ―tomó mi pata y me llevo a la hacienda.

Caminando entre pasillos y cuartos, entramos a uno donde había mucha:

― ¿Lana? ―pregunte extrañado.

―Sí, lana. ―me dijo afirmando―. Veras, ¿Recuerdas cuando BellWheather era vice-alcaldesa y estábamos buscando a los lobos en las cámaras?

―Sí, ese día logre por fin tocar lana de ove... Oh, ya te entendí pequeña Hopps. ―la miré pícaro.

―Entonces, como tengo unas pocas cosas que hacer, me... ¿Qué estás haciendo? ―cerré la puerta para evitar que saliera.

―Toda esta lana es muy esponjosa, Zanahorias. Pero... nada se compara con la bolita gris que tengo en frente. ―inmediatamente Judy bajó su mirada, poniéndose nerviosa.

―Yo... yo no creo que sea tan su... suave. ―balbuceó nerviosa―. Será... será mejor que... que me dejes ir... o mis padres se podrían preocupar y... ―me acerqué a ella lentamente haciendo que ella retrocediera y cayera encima de un bulto de lana.

―Judy, ¿Has pensado en tener una familia más grande? ―pregunté suavemente en frente de ella, sintiendo su rápida respiración.

― ¿A... a que te... te refieres ni... Nick? ―su nerviosismo había alcanzado su punto y su gris había desaparecido por el rojo, como la primera vez que me acerque a ella.

No me importan ellos... Me importas tu. Parte N.-1 (Serie de Fanfics)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora