Casualidad

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.... Narra la autora....

Laura y Bea entraron al local y se dirigieron a la barra, allí pidieron mas alcohol y empezaron a besarse.

Rocío al verlas se acerco a ellas para comprobar que eran sus alumnas, se paro enfrente de ellas y carraspeo; las chicas se separaron y la miraron asustadas.

Si a rocío se le ocurría contar que se estaban besando seria el fin de las chicas, pero la reacción de rocío fue simplemente empezar a reírse.

Pasadas unas horas salieron del pub con algunas copas más en el cuerpo y caminando sin rumbo fijo.

- Chicas.... queréis.... ¿ir a mi casa??

- Valeee  ...perrooo..que no.... essste...lejooos....

Beà y Laura se habían pasado con las bebidas y ya casi no podían hablar, sin embargo Rocío estaba mas acostumbrada al alcohol y aun dominaba el habla, pero estaba algo mareada.

Caminaron unas cuatro calles, hasta llegar a una casa de una planta.

La mayor saco una llave de su bolso y abrió la puerta después de algún intento que otro fallido, la casa era pequeñita y de paredes finas. Al entrar había un salón comedor con un sofá de dos plazas y uno de una plaza y se distinguían tres puertas, el baño, la habitación y la cocina.

Pero esto las chicas no lo vieron ya que empezaron a besarse.

La dueña de la casa se dirijo a la cocina y llamo a la madre de Bea para que no se preocupara, tuvo que respirar fondo antes de hablar para sonar lo mas normal posible.

Al salir de la cocina las chicas ya no estaban en el comedor, así que fue hacia la habitación y allí estaban el su cama besándose y quitándose la ropa.

Al verlas de esa forma se dio cuenta que nunca se había excitado tanto viendo a dos chicas pero sabia que estaría muy mal entrar en esa habitación , no se lo perdonaría en la vida.

Lentamente dio tres pasos hacia atrás y cerro la puerta, esperaría a que ellas se durmieran para entrar a la habitación ya que el sofá era muy pequeño como para dormir pero see sentó en el y intento pensar con todas sus ganas en algo que no fuera lo que pasaba en su habitación. Pero no lo conseguía, su mente se imaginaba lo que estaría pensando y sentir los gemidos no ayudaba mucho para su concentración.

Su mano bajo hasta su entrepierna y antes de que se diera cuenta se estaba masturbando oyendo los gemidos de sus alumnas, iba aumentando el movimiento de su mano al compás de los gemidos de la habitación hasta que llego un punto que estaba perdía en la excitación, su cuerpo temblaba pero entonces oyó el maravilloso sonido de dos gemidos totalmente acompasados, y su cuerpo no soporto mas y llego a un orgasmo monumental.

No se movió ni un centímetro hasta que volvió a tener el control de su cuerpo, se dirigió a la habitación y las chicas ya dormían abrazadas y desnudas.

Rocío cogió una manta y las tapó, a continuación se cambio la ropa y se acostó lo mas arrimada a la punta de la cama que pudo.

LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora