Laura

El sol

El sol amenazaba en salir y iluminar cada rincón de la tierra, despertar a animales y personas; Un nuevo día para los habitantes de la tierra, sin duda la mayoría tendrían muchísimas cosas que hacer a lo largo de la jornada, yo era de esa minoría que rezagados en sus camas deseaban volver a dormir.

Estando en la cama intente recordar el sueño que me asecho esa noche. Yo en medio de la calle, completamente sola y con la sensación de que me arrancaban algo de mi ser.

Cada noche era diferente, nunca repetía sueño.
Mi estomago me rogó que le diera algo para comer y no tuve más remedio que levantarme.
Comí unas tostada en mi cocina, mirando por el ventanal que daba al pequeño jardín pero de un momento a otro escuche un quejido de algún animal, cada vez era mas fuerte. Salí al patio y entre las hierbas había un pequeño perrito color crema.

Lo entre dentro de casa y después de ver que no tenia ninguna herida lo bañe.

¿¿¿Y que demonios hacia yo ahora con un perro??? No es que no me gustara pero...Lo primero era alimentarlo así que preparé un poco de leche.

Quizás Lidia pudiese quedarse con el, yo no tengo tiempo y además en cuanto acaben mis vacaciones ya casi no pisaré mi casa.

Nada más atender el teléfono Lidia me dio los buenos días.

- ¡Hola! tengo un prolemita de cuatro patas..¿puedes venir a mi casa?

- Si, recojo a Alberto del colé y voy.

Media hora después sonó el timbre de casa.

-¡¡¡Hola tía!!!- Grito Alberto nada más pasar el umbral y me abrazo muy fuerte..

Me sorprendió que fuera tan cariñoso, cuando me acababa de conocer.

- Hola Alberto. ¿Qué tal el día en el cole?

- Muy bien, en el colé, he pintado un dibujo de un elefante..

- Sabes allí detrás del sofá tengo un amigo ¿quieres conocerlo?-El pequeño salio corriendo a donde le había indicado.

- Haber, ¿que a pasado?

- ¡¡¡Mamá!!!

- Eso me a pasado.-Alberto venia con el pequeño cachorro entre sus brazos.

Le conté a lidia lo que sucedió hasta que llego.

- A no, yo no me lo puedo quedar..

- Vengaaa, yo no puedo tenerlo, siempre estoy de viaje.

Finalmente acordamos que hasta que le encontráramos un hogar fijo nos lo turnariamos en tenerlo.

Yo savia perfectamente que eso de encontrarle un hogar era relativo porque ese cachorro enamoraba con solo verlo, después de la visita de Lidia y Alberto volví a mi soledad.

-¿Que ago ahora?- El perro solo me miraba..

y como si de una inspiración se tratase me levante y fui directa a mi armario pero mis ánimos bajaron, solo tenia dos vestidos colgados...roce con la punta de los dedos uno de ellos, para mi el mas bonito pero ni en un millón de años me atrevería a ponermelo además no me cabía.

Ya era hora de ir a comprar algunas cosas, busque por todas las tiendas hasta que encontré lo que buscaba, un vestido color morado muy sencillo. ¡¡¡perfecto!!!
No se de donde saque tanta motivación pero necesitaba un poco de acción, después de peinarme maquillarme y vestirme me despedí del pequeño cachorro.

- Por favor no rompas nada, llegare pronto y cuida la casa..-Por respuesta recibí un ladrido.

Las chicas me habían hablado de un local y allí que fui, no había mucha gente pero se veía buen ambiente asi que me senté en un taburete de la barra y pedí un cubata.

De vez en cuando si que bebía o tenia algún revolcón pero no me gustaba atarme a nadie, eso lo dejaba claro incluso antes de el ¡Hola!.

Esa noche no se que es lo que busca ¿ que quiero? mi cabeza de hace esa pregunta cada dos segundos todos los días.

- Perdona.- El chico de detrás de la barra me saco de mi ensoñación.

- Si disculpa..-Le pague el cubata y por primera vez le mire a la cara.

No puedo negar que es guapo, mas que nada me gusto su mirada. muy pocas personas te mantienen la mirada y reconoces en sus ojos sus intenciones. Si, me di cuenta de que me comía con la mirada.

Me plante seriamente liarme con el pero algo me freno.

- ¿Como te llamas?

- Laura ¿y tu?

- Yo soy Pablo.

- Encantada

- Encantado estoy yo con tigo.

Unos chicos aparecieron reclamando su atención así que no perdí la oportunidad para alejarme de la barra.

Habían bastantes parejas pero también habían personas solas, con su bebida.

- Hola, me llamo Elia!- Mi lado había una chica de unos 24 años , con su pelo y ojos castaños y una sonrisa radiante.

- Hola Elia, yo soy Laura.

- ¿Estas sola?

- ¿Se nota mucho?-Elia empezó a reírse y me contagio.

Le ofresi una copa y cuando llegamos a la barra Pablo me guiño un ojo.

- Aaaa!! ya comprendo..

- Pide lo que quieras que yo invito. -Le ofrecí a Elia.

- Pues lo mismo que tu!!

Pablo se puso a preparar los vasos.