¡¡De viaje!!

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Caro poso su mano sobre la mía y fue sacando mis dedos uno por uno, luego bajo la barandilla se sentó en la cama y acariciandome el pelo repetía :

- Ya esta, todo ira bien.

Se que suena a tópico pero en el momento en el que tu corazón se rompe, escuchar eso te da fuerzas para no undirte mas.
Cuando me tranquilice ella se marcho y supe que la soledad me había abierto sus brazos y yo no pude negarme a ello.

Solo entraba en mi habitación Caro, ella era la única que no salio corriendo por mis gritos y ataques, después de lo sucedido ya no quería que nadie mas estuviera con migo que no fuera ella.

Cada vez que mis ojos se cerraban todo volvía una y otra vez, sabia que me estaba volviendo loca, me operaron para cerrarme los cortes del estomago varias veces ya que eran muy profundo y como en mis pesadillas me movía mucho se volvían a abrir, al final Caro todas las noches me ataba a la cama.

Llego el punto en el que el dolor ya no me importaba, casi no lo sentía y eso pasa cuando te acostumbras a el.

No se cuanto pase en esa habitación pero el día salí de allí me sentí libre, fui a mi casa y al entrar todo me parecía siniestro, el silencio era abismal y comprendí que no podía vivir allí.

Como aun era menor de edad me quisieron llevar a un orfanato pero me negué rotundamente alegando que me podía mantener con el dinero de mis padres.

El estado me concedió la emancipación pero la casa no la pude vender hasta cumplir los 18 y lo hice a distancia.

Me fui lo mas lejos que pude , la depresión en la que me sumi fue muy fuerte pero poco a poco pude salir a flote y convertirme en quien soy hoy.

Nunca mas recibí noticias de mis tíos y con la única que mantuve contacto fue con Lidia, sabia que para ella fue una tragedia perder a su hermana pero yo no podía quedarme o me destrozaría.

Hasta el día de hoy la pesadilla que viví me persigue y sabes una cosa el día en que nos las tengo es cuando tu estas a mi lado.

Esta es mi historia y tu eres mi medicina.

Laura.

No sabia como asimilar lo que acababa de leer.

Laura había tenido la adolescencia mas dura que he conocido y aun cada mañana se levanta , yo la verdad habría acabado con mi vida, no soy tan fuerte como ella.

La llamada de mi vuelo me izo ponerme en pie aun con los ojos empañados por las lágrimas.

Después de pasar los controles me pude por fin sentar en mi sitio, cerré los ojos y intente poner la mente en blanco para no llorar mas.

-Disculpe señora, ¿Le puedo ofrecer algo?- Esa voz me sonaba, abrí mis ojos y allí estaba Laura con su uniforme y su moño mirándome fijamente.

Me levante y sin pensarlo la abrace, junte nuestros labios con amor.

Los pasajeros empezaron a aplaudir menos algunos que nos miraron con asco, pero no me importaba nada en esos momentos que no fuera Laura y yo.

- ¿Lo has leído?

- ¡Si!todo y dejame decirte que eres la persona mas valiente que he conocido en mi vida- Su sonrisa me lleno de alegría.

- Ahora sientate que vamos a despegar.- Ella cumplió con su trabajo pero cada diez minutos la tenia a mi lado de pie.

Al aterrizar nos tuvimos que separar, me pidió que la esperara fuera que no tardaba; después de media hora nos volvimos a reunir, ella ya se había cambiado el uniforme y llevaba un vestido parecido al mio pero de color celeste y de tirantes con unos zapatos blancos estaba preciosa.

- ¿A donde vamos?

- A comer.-No obtuve más respuestas, me cogió de la mano y nos encaminamos a un taxi. Allí me volvió a sorprender al hablarle al taxista en francés.

- No sabia que hablarás francés.

- Francés, ingles, italiano y algunos mas....tuve mucho tiempo y pocas cosas con las que distraerme.

- ¿Entonces me enseñaras francés?

-Te enseñare todo lo que quieras.

Comimos en un restaurante que tenía pinta de ser muy caro pero por mas que insistí Laura no me dejo pagar nada, luego fuimos a pasear por Ginebra. Me encanto, la verdad que cualquier cosa que me enseñaba me gustaba.

Finalmente nos fuimos a un hotel.

- Ya podemos subir.- Subimos a la habitación la cual tenia unas vistas espectaculares del lago.

Estaba algo nerviosa porque no sabia como actuar, estaba en una habitación de hotel con mi novia pero tenia miedo a hacer algo mal.

Laura debió de notar mi nerviosismo porque se metió en la ducha para darme tiempo y espacio.

Una vez acabo me metí a darme un baño y el agua caliente me relajo bastante.

Al salir en bata y sin nada debajo me sentí algo cohibida pero Laura estaba igual que yo.

Se acerco lentamente a mi y me beso sin prisas, la cogí por la cintura y apegue nuestros cuerpos.

- Te deseo..tanto...- Me confeso al oido.

- Y yo..

- ¿Estas segura?

Mi respuesta se la di con un beso lleno de pasión, desate su bata y antes de que cayera al suelo ella la freno.

- Yo..no es bonito...

- No hay nada en ti que no sea bonito.- Le quite la bata de las manos y esta cayo al suelo por fin, acto seguido me quite la mía.

- ¡¡Ves eres hermosa!!- Las vi, al principio chocaban bastante lo reconozca pero no me importa que este ahí y mas desde que se la razón por la que las tiene.

Nos acostamos en la cama y me empezó a besar cada parte de mi cuerpo, eso era la gloria...nunca me sentí tan amada al hacer el amor, ningún hombre me izo sentir tan especial.

Pronto los gemidos empezaron a llenar la habitación y nuestros cuerpos estaban cada vez mas pegados.

Fue la mejor experiencia de mi vida, Laura me trato con tanta dulzura que me rendí ante el placer.

Ella estaba acostada boca arriba y yo con mi cabeza apoyada en su pecho mientras acariciaba su vientre, me gustaba sentir su respiración y su corazón..era relajante.

- ¿Nunca las dejas ver?

- No.

-¿ Y cuando has tenido relaciones?

- No me quitaba la camiseta..o me ponia un corset...y tu, no me has contado como te hicistes la tuya.

- Fue una tarde cuando tenia unos trece años y mi hermano unos seis, por vacaciones íbamos a casa de mis abuelos. Ellos vivían en la montaña y a nosotros nos encantaba.

Esa tarde como muchas otras nos fuimos a jugar entre los arboles, estuvimos horas allí hasta que empezó a anochecer y ya era hora de volver.

Cogimos el camino ya que nos era mas rápido pero un borracho iba a alta velocidad por el y cuando lo oí me asuste, ya casi lo teníamos encima. Al ver el coche empuje a mi hermano hacia la izquierda para que cayera en césped y no se hiciera daño, pero perdí tiempo al esperar a que tocara suelo seguro.
Tropecé al intentar cogerme a un árbol pero acabe cayendo por el barranco el cual acababa en un río, rodé como una pelota y cuando estaba apunto de llegar al río frene con las piernas pero por la inercia caí de frente.
El filo de una piedra me abrió desde encima del pecho hasta el ombligo.
Mi hermano volvió a casa corriendo y salieron todos en mi busca, a la hora me encontraron.
Rafa no paraba de decir que era su culpa que no lo tenia que haber empujado pero yo le dije que siempre le protegería y como para el los policías eran sus héroes le prometí que me haría policía así nadie podría hacernos daño.

LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora