10. Tormentos.

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Jake Stark, el soldado de HYDRA, estaba en el castillo de Latveria, como guardia de seguridad. Jake medía unos escasos 1.75, a comparación de Greg, Tony y Arno que no medían menos de 1.90. Su cabello, un negro intenso que contrastaba con su piel pálida, se agitaba en el frío aire del este de Europa, miraba con melancolía el Pueblo, pensando que quería estar con sus hermanos de una vez por todas, odiaba ser un peón, un pobre soldado, una máquina de muerte. Odiaba a los Cabal, a Red Skull, a Doom, a Black Swan. Los odiaba.

— ¡Stark! —Escuchó la voz chillona de Black Swan, saliendo de sus pensamientos.

El chico suspiro.

— ¿Sí, mi señora?

Ésta estaba frente a él, observándolo tranquilamente y con la cabeza ladeada. Sus ojos miel brillaban de forma maliciosa.

— No eres tan atractivo como tus hermanos, ¿sabes? Bueno, no tanto como Tony y Arya.

— No, mi señora. Me temo que no lo soy, es por eso que mis padres me dieron a HYDRA con mis escasos cinco años.

Era como un robot, sólo hablaba sin moverse, en pose de descanso. Lo habían convertido en eso.

— Pero tampoco estás nada mal —le sonrió de forma traviesa, abrazándolo.

— Gracias, mi Señora. —Correspondió el abrazo. Era lo más cercano al cariño que podía encontrar.

Ella se puso a revolverle el cabello, frotándose contra su hombro y abrazándose a su brazo de forma melosa. Eso le incomodaba demasiado, cuando hacía eso acababa en una situación eróticamente vergonzosa.

— Jake, Jake... —Siguió frotándose contra su brazo, sonriéndole como un gato—. Bésame.

Él apretó los dientes.

— Sí, mi señora. —Se acercó con mucha vergüenza a ella, besándola.

Black Swan correspondió el beso, sonriendo contra sus labios y empujándolo, haciéndolo caer de espaldas.

— Buuuh, no eres ni de cerca tan bueno como tus hermanos.

El chico tenía una serie de gritos y llantos internos. Había aprendido a ser un soldado, por lo que no lo mostraba. Pero ellos seguían allí, resonando en su cabeza una y otra vez. "No quiero esto, por favor. Quiero volver a casa.".

— No, señora. Soy patético. No la merezco.

Se sentó sobre él, dándole una bofetada.

— Por supuesto que no, estoy a otro nivel.

Su respiración se agitó un segundo. "Por favor."

— Así es, señora.

Lo sostuvo del cuello, acercándolo a ella y besándolo de nuevo. Mordió su labio tan fuerte que lo hizo sangrar. Una vez se separaron, Jake bajó la cabeza. Ya no lo soportaba, por lo que sollozó ligeramente.

— Gracias, mi señora

— ¿Estás llorando? ¿Por qué? ¿Quieres a tu mami? Ah, sí, está muerta. —Sonrió de forma cruel, golpeándole el rostro más fuerte, tirando de su cabello.

Gimió con el golpe, y su respiración se volvió más agitada. No podía aguantarlo más, no podía resistir la presión, todas aquellas veces que esa mujer había abusado de él. ¿Por qué? ¿Era su culpa?

— B-Basta...

— ¿Basta? ¿Cómo te atreves, idiota? —Le alzó la mano, torciendo uno de sus dedos—. Grita de dolor, ¿te lo imaginas? En más de una ocasión hice gritar a tu estúpida hermanita de dolor, y la hice rogarme que siguiera haciéndolo, ¿quieres que haga lo mismo contigo? —Le rompió otro dedo—. Grita tan fuerte que tu padre te escuche en el infierno.

Stark Chronicles: Fase 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora