11. Revueltas.

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Kiochi Hamada era un hombre de unos cuarenta y cuatro años. Con sus imponentes 1.97 y sus músculos producto de tantos años de ejercicio, era parte de un grupo estadounidense conocido como "Los Bastardos sin Gloria", soldados, militares y luchadores encargados de cazar generales de HYDRA, IMA, Leviatán y Trofeo Rojo.

— No puedo creerlo —Su voz siempre mostraba molestia y enojo.

— ¿Qué? ¿Que estés con nosotros y no con tus amiguitos los Bastardos? A mí también me sorprende...

Hiro era un chico de unos 1.80, su largo cabello negro, que solía amarrar, estaba agitándose en el aire. Ingeniero y peleador de primera clase, era experto en bioingeniería y robótica, a sus veintidós años estaba graduado de Instituto Tecnológico de San Fransokyo, su ciudad natal, territorio donado por EE.UU como muestra de paz después de la Segunda Guerra Mundial. Había diseñado innumerable cantidad de robots, pero su proyecto más ingenioso era Baymax, un robot médico, y peleador experto.

— Sabes de qué habla, Hiro...

Tadashi tenía treinta y dos años. Ocho años atrás había sufrido severas quemaduras, y un derrumbe. Tenía muchas cicatrices y una abolladura en el pecho, que milagrosamente lo salvó de morir aplastado. Se había recuperado por completo, incluso lucía nuevamente su cabello negro, con un sobrio estilo corto y simple. No tenía el intelecto de Hiro, pero tenía un gran corazón y el honor de un gran guerrero. Él había hecho los bocetos y la programación médica de Baymax.

— Yo tampoco puedo creer que Tony haya hecho lo del Extremis, y lo haya traído a la ciudad, Kiochi...

Connie Hamada, con sus veintisiete años era la mejor espadachín que pudiera existir. Su largo cabello castaño oscuro no le impedía combatir contra cientos de robots, creación de su rival, el hombre Cabuki, un ingeniero renegado que aterraba a la ciudad cada vez que podía. La tez morena de los cuatro hermanos la habían heredado de su madre, Yuko Hamada, una de las amantes de Howard Stark. Acabaron con los robots, y Hiro miraba asombrado el interior de estos.

— ¡Dashi! ¡Mira! Usan un firewall parecido a Friday...

— Sí, mira ese software, no es algo hackeable.

Connie guardó la espada de Rose Cuarzo en su funda. Steven se la había obsequiado años atrás, y Perla la había entrenado para explotar su potencial de espadachín.

— Tadashi, no son los ochenta. Nadie dice "hackeable" —Puso una mano en su boca y rió.

— Mamá dice que Arno llamó. Quiere vernos en Troya, y quiere vernos ya. —Kiochi usaba unas alas creadas con bioingeniería, su nombre clave era "Icarus"—. Hiro, haz que Baymax se lleve a Connie, vámonos.

Los Hamada llegaron a Troya tras algunas horas.

— Me alegra verlos. Estábamos esperándolos. — Arya los recibió, con una sonrisa que aparentaba ser tranquila—. Dashi, me alegra verte. Connie, te ves muy linda, Steven te ha estado esperando. Hiro —le pellizcó la mejilla—, has crecido mucho. Kiochi, ¿qué tal los Bastardos?

Kiochi apretó su mano con cortesía.

— Aldo y Donny te mandan saludos, Arya. Me alegra verte de nuevo.

Hiro se encimó en Arya, abrazándola.

— Te extrañé, hermana...

Se separó, Baymax estaba detrás de él. Un robot con una armadura parecida a la de Tadashi, roja con detalles morados, unas alas que asemejaban cuchillas largas y cuatro imanes en la espalda para que cualquier Hamada pudiera adherirse; tanto Tadashi como Baymax tenían estas características en su armadura. La armadura de Hiro era igual, pero los colores estaban inversos, morado con rojo, y tenía algunas funciones distintas.

Stark Chronicles: Fase 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora