18. Vivir para ganar.

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Greg y Arya empezaron a buscar la solución para ayudar a Tony. Visitaron a los grandes equipos de superheroes, a los mayores genios del planeta, pero ninguno ayudó. Nadie quería estar en el camino de Tony, Daredevil y Máquina de Guerra lo habían intentado y por poco les cuesta la vida. Greg empezó a buscar ayuda en lugares peligrosos, lo cual lo llevó con la Maggia del Conde Nefaria y La Mano del Kingpin. Al entrar en una calle solitaria, se desmayaron a causa de un golpe, habían entrado seguramente al territorio de algún mafioso. Despertaron sin estar atados o atrapados. Arya miró a su alrededor con tranquilidad y estupefacción. Sus ojos se movieron por toda la habitación.

— Greg, ¿quieres que invoque algo...? —susurró.

Greg le hizo un ademán para restarle importancia a la situación.

— No, veamos quién es la pobre alma que hizo esto...

La puerta de la vieja habitación se abrió, dejando ver a un anciano obeso, con un ojo de vidrio, el cabello blanco amarrado con una vieja liga y, por su olor y su aspecto, se notaba que no había tocado un jabón en años.

— Bien, así que dos peces fueron atrapados por el gran Tío Ruckus, eh...

Se acercó a Arya, su olor era nauseabundo.

— Hola bonita...

Tuvo que contener las ganas de vomitar, frunciendo el entrecejo.

— ¿Para quién trabaja?

— Mira, viejo... —El anciano de color le dedicó a Greg una mirada psicópata.

— Ruckus, el Tío Ruckus. Ningún parentesco. Y ustedes, niños ricos, van a pagar haber entrado en los territorios de...

Un hombre de unos cuarenta y tantos entró a la habitación con una ceja arqueada y una mueca de disgusto. Tenía rastas, una sudadera gris y un pasamontañas verde que le cubría la coronilla.

— Ruckus, deja de fastidiarlos. Yo me encargo, ve a comer basura o lo que sea que hagas...

El muchacho tomó una silla y se sentó frente a los Stark. Greg alzó una ceja.

— Rilestafari. ¿No había un mejor nombre?

El muchacho sonrió, bastante agradable para ser un capo de la mafia de Nueva York.

— Riley está bien si te parece.

A Arya le parecía conocido, porque le miró disimuladamente de forma atenta. Sus rasgos le recordaban mucho a los de Dante, ¿sería eso posible? No dijo nada, sólo lo observó.

—Mira, Riley, pasábamos por el barrio, buscamos una solución para el...

Riley levantó una mano para callar a Greg. Miró atentamente a Arya con sus ojos castaños. Si tuviera un afro, sería Dante.

— ¿Cómo te llamas, mujer?

— Arya —interrumpió Greg.

Arya apartó la mirada a su hermano, preguntándole si debían ponerse hostiles con éste. Riley miró a Greg con disgusto.

— Hey, hey, hey, aquí le pregunté a la dama, ¿me entiendes? Creo que no sientes lo que te digo, pero a la señorita le hice una pregunta y no tienes derecho a contestarla, mariposa... Ahora cierra tu blanca boca y deja a la chica hablar. —Miró nuevamente a Arya—. Tu nombre.

Greg hizo una mueca de enojo, odiaba que lo callaran. Negó con la cabeza, quería saber qué era lo que Riley deseaba.

Arya volteó a mirarlo a los ojos, escudriñándolo. Era igual a Dante.

Stark Chronicles: Fase 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora