Un nuevo comienzo

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Es una noche extraña de julio en la ciudad de Nueva York ya que el frio ha decidido aparecer, así que un chocolate caliente es la mejor receta para curarlo. Natasha está preparando tres tazas de café para sus amigos mientras estos dos están en la sala jugando un extraño videojuego que Sam ha conseguido.

— ¿Quieren bombones con su chocolate? —pregunta y solo puede mirar a los chicos asentir.

Sonríe y coloca dos bombones en cada una de las tazas antes de ir de vuelta a la sala y dejarse caer en el piso para después poner las tazas en la mesa de café frente a ella y sus amigos.

—Y dime Steve ¿Ya pensaste que es lo que haremos para tu cumpleaños?

Él chico que acaba de perder ante la distractora pregunta de su amiga, la mira encogiéndose de hombros.

—Bueno —dice Sam—. Seguro que no es necesario que nos preocupemos, Tony ya lo ha de tener todo planeado.

Steve lo mira molesto, está cansado del asunto y no quiere discutir sobre eso más.

—Lo hablaremos mañana —le dice a Natasha—. Me voy a dormir, mañana será un día largo.

Se retira dejando su taza de chocolate intacta y a su amiga mirando con odio a Sam. Este solo se encoje de hombros despreocupado.

Steve está cansado, ha sido un día largo en la universidad donde estudia ciencias políticas. Además su trabajo no ha sido nada ligero últimamente. Estar de un lado a otro como aprendiz con paga en la alcaldía de la cuidad no es nada fácil. Y pensar en su cumpleaños no hace nada más sencillo. Odia las celebraciones de sus cumpleaños. Solo le traen malos recuerdos. Pero odia decepcionar a sus amigos así que no lo dice abiertamente. Primero el hecho de que ninguno de sus padres está vivo para poder celebrarlo con él, desde que se fue de Nueva York cuando su madre murió pasaba el tiempo de su cumpleaños con sus tutores legales, la hermana de su madre y su esposo quienes realmente solo se hacían cargo de él por el dinero que recibían cada mes de lo poco que sus padres habían dejado de herencia, lo único bueno de este cumpleaños es que esa mujer y su esposo dejarían de recibir dinero y ahora todo pasaría a sus manos en automático.

Desde que volvió a Nueva York ya hace tres años y conoció a Natasha ella no ha dejado pasar ninguno de sus cumpleaños por alto. Luego esta Sam que le encanta cualquier tipo de celebración mientras involucre chicas y alcohol.

Steve conoció a Nat, como le dice de cariño, cuando rentó el departamento en el que ahora viven. Resulta que había dos habitaciones más así que comenzó a compartirlo con ella quien llegó al mismo tiempo a pedir informes sobre este, en un principio no estaba interesado en hacer ningún tipo de amistad con ella sin embargo fue la misma Natasha quien se empeñó duro por establecer una buena amistad. Él no se arrepiente, ama a su amiga como a una hermana sin duda alguna.

Sam llegó después ocupando el tercer cuarto del departamento y ahí es cuando Anthony Stark apareció. El chico es un genio ingeniero graduado del Instituto Tecnológico de Massachusetts a los dieciséis años. Ahora está apoyando en la universidad donde Sam estudia en un proyecto. Steve recuerda como Sam llegó emocionado hablando del gran Stark el primer día, luego como al segundo día juro que lo odiaba y que no lo soportaba y como de pronto lo invitó al departamento.

Por otra parte Nat se inclina más por las artes, así que esta matriculada en la academia de artes de Nueva York, Steve le gusta acompañarla de vez en cuando. Sam y Nat son ahora como su familia y él de verdad los aprecia demasiado. Volviendo a  Tony, bueno este chico mostró interés en Steve desde el momento en que lo miró y no pretende ocultarlo ni un momento, con sus increíble actitud de súper confianza en sí mismo no pierde la oportunidad de insinuársele, además al ser el único heredero de una gran fortuna siempre regala a Steve cosas que ni siquiera él podría imaginar comprar alguna vez con su pobre salario de ayudante. Steve no quería volver a Nueva York a establecer ningún tipo de relación con nadie, no había convencido a sus tutores legales dejarlo volver para eso, en realidad volvió por una misión en particular. Una misión que vio perdida casi al instante, pero de eso hablaremos después.

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