Azar

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Tony tiene la mirada fija en un punto al azar en el techo, no piensa, solo siente. Siente como Steve pasa su mano por su oscuro cabello mientras parece muy entretenido mirando el noticiero en la televisión.

—Debo irme ya —suelta Steve después de un rato—. Nat va a matarme pues se suponía que debía encargarme de dejar limpia la cocina el día de hoy.

Tony, quien había tenido su cabeza sobre las piernas de Steve todo este rato, se incorpora mirando a su novio con una sonrisa.

— ¿Por qué no te quedas?

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— ¿Por qué no te quedas?

—No creo que eso sea buena idea, debo levantarme temprano mañana y tú también ¿Lo olvidas?

—No, pero por eso mismo quiero que te quedes, me iré y no volveré a verte hasta dentro de dos días.

—Eso no es mucho tiempo.

Tony pone una mano en su boca con dramatismo.

—Eres un insensible, yo aquí admitiendo débilmente que voy a extrañarte y tu diciendo que te dará igual.

—No dije eso —dice Steve con cansancio.

—Palabras más o menos, no importa mucho.

Steve suspira largo y suelta una risa.

—Sabes que es mejor que no me quede.

— ¿Por qué si lo haces no dormiremos?

— ¡Tony! —se queja Steve poniéndose rojo de inmediato.

Nuestro genio millonario sonríe, le encanta hacer sonrojar a Steve.

—Ya, sabes que bromeo yo aquí esperando cual candado oxidado, tú eres el único con la llave nene, así que esperare.

— ¡Dios! —grita Steve exasperado llevándose las manos a la cara, Tony suelta una carcajada.

—Ya basta... además voy a portarme bien ¿Si? Solo quédate... prometo llevarte a casa temprano para que puedas estar en clases a tiempo.

Steve se lo piensa un tiempo aunque no pasa mucho cuando accede, no solo porque le apetece quedarse a lado de Tony, sino porque el hecho de imaginar que al llegar a su departamento va a ir a su habitación, solo, con todos sus pensamientos invadiéndolo, no es algo que quiera vivir.

                                                                                          ✪

Por la mañana Tony lo deja como prometió en casa, no sin antes invitarle un delicioso desayuno y despedirse de él para luego salir rumbo al aeropuerto. Steve no puede evitar sentirse nostálgico cada que él se va, pero de alguna manera también ya está acostumbrado.

Perpendiculares ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora