Capítulo 23

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Habían pasado exactamente tres horas desde que el Sr. Gior expresó en una conferencia de prensa que Quinn Fabray era su heredera y que este, al terminar la carrera de la joven, se retiraría del mundo de la fotografía y dejaría todo en manos de la muchacha.

Eso fue lo peor que le pudo pasar a la rubia, hacía tres meses que no veía a la morena y más de una semana que no podía hacer ni siquiera una videollamada.

Por lo que recibió en un mensaje, la morena estaba mirando la conferencia y le decía que estaba hermosa. La impotencia lleno a Quinn, ya que no podía verla. No podía abrazarla, besarla, esas simples cosas que necesitaba en un momento tan importante en su vida como ese. Todos le tomaban fotografías y ella tan solo miraba en la nada.

Al finalizar la conferencia, se fue a casa de Tina, donde estaba viviendo y la chica la esperaba en la casa con una gran alegría y una sorpresa preparada para su amiga.

T: Dime quien soy.

Expresó alguien mientras le tapaban los ojos justo cuando entraba en la casa y la rubia sonrió.

Q: Eres tú, Tina. Ya suéltame.

La asiática la soltó y se colocó a su lado y al ver su rostro se preocupó.

T: Hey, ¿qué te ocurre?

Ambas se sentaron en el sillón y la rubia no lo soportó más, la miró y rompió en llanto. Ésta tomo a la rubia, la abrazo, dejando que apoyara su rostro en su falda mientras la dejaba llorar, acariciando su pelo.

Q: No lo soporto, Tina. La extraño, hace tres meses que no la veo, es demasiado.

Tina, comprendiendo lo que le pasaba a su amiga.

T: Sabes, noté lo mal que estás hace días y no puedo verte así. Es demasiado sacrificio el que ustedes hacen. Así que me atreví a hacer algo. ¡Puedes venir!

Quinn levantó su cabeza sintiendo unos pasos sin comprender nada. Y cuando miro, era Rachel ahí parada, sonriendo como loca. La rubia no lo pensó dos veces y corrió hacia ella. Ambas se abrazaron y se fundieron en un beso cargado de mucho amor acumulado, de ganas de verse, de añorar esos besos, esas caricias que ahora se regalaban. La morena envolvió sus brazos en el cuello de la rubia y esta la abrazó de la cintura de tal forma que la levantó en el aire, arrimándola más contra ella. Estuvo besándola así por unos segundos hasta que la bajó y Rachel se olvidó de Tina ni siquiera recordó que su madre y Russell estaban ahí parados mirando junto con Santana que abrió los ojos de par en par al ver como la morena tomo a Quinn y la recostó en el suelo. Fue algo de improviso que hizo en el momento. Mientras que los demás no sabían que hacer, la morena estaba sobre Q en el suelo, aunque no hacía otra cosa que besarla mientras lloraba, al igual que la rubia. Ambas se estaban olvidando del mundo, estaban sintiendo su piel, esa piel que era suya y que las hacía sentir completas al simple contacto. Les daba una tranquilidad inexplicable el saber que estaban besando al amor de su vida. Esos tres meses separadas había sido demasiado para ellas.

 Esos tres meses separadas había sido demasiado para ellas

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