Capítulo 16

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Rachel y Quinn, se encontraban descansando plácidamente una abrazada a la otra cuando de repente, un ruido de que algo se rompía las despertó.
Era sábado de noche e Hiriam no se encontraba en la casa, había ido de viaje. Hacía una semana que Quinn estaba viviendo con los Berry y esa noche Rachel le había pedido que se viniera a su habitación luego de esperar que Shelby se durmiera. Ese ruido las había despertado a ambas, al instante escucharon corridas de Jesse saliendo de su habitación, directo a ver qué pasaba. Y las chicas, que se habían quedado dormidas desnudas luego de haber hecho el amor, al escuchar que se levantaba el muchacho se miraron asustadas y comenzaron a buscar ropa para vestirse. A penas habían levantado la ropa interior del suelo cuando la puerta se abrió y ambas miraron perplejas a Shelby que al ver a las chicas se paralizó un segundo, luego giró su rostro y habló sintiéndose incómoda y mirando a un costado.

Sh: Venía a chequear que estuvieran bien, pero veo que ambas lo están. Vístanse y vengan a la sala, tenemos que ver que ocurrió.

Ambas vieron que la mujer estaba furiosa. Había dejado que Quinn se quedara un tiempo con ellos porque confiaba que ambas no harían nada. Verlas así la descolocó. Mientras las chicas se vestían nerviosas, Shelby ingresó al salón y se encontró con su hijo leyendo una carta. Este levantó la mirada y miró a su madre.

Sh: ¿Qué ocurre hijo? ¿Entró un ladrón? ¿Estás bien?

Este negó con la cabeza y le explicó a su madre.

J: Parece que rompieron el vidrio de la ventana para tirar esta piedra de aquí.

Dijo el muchacho enseñándole la piedra en el momento en que las chicas entraban y miraban la escena extrañadas. Pero vieron entregarle la carta a Shelby y esta la tomó al instante. Sin quererlo, la comenzó a leer en voz alta, por lo que las chicas escucharon junto con Jesse.

"Deberías ver con quienes vives ahí dentro, las apariencias engañan. En especial en los hombres... a los maridos hay que cuidarlos, Shelby."

Las chicas quedaron heladas al ver la cara furiosa de esta. La vieron doblar la carta y guardarla en el bolsillo.

Sh: Jesse, ve a llamar a la policía y cuando lleguen me avisas. Ustedes dos... vengan conmigo.

Les dijo a la pareja y comenzó a caminar hacia la cocina, allí se giró y se apoyó contra la mesa para cruzarse de brazos y mirar a las dos seria. Ambas agacharon sus rostros y vieron que les hacia un gesto de que cerraran la puerta y entraran. Rachel hizo lo que su madre indicó y la miró avergonzada, ambas lo hacían.

Sh: ¿Desde hace cuánto que tienen relaciones?

Ambas se miraron y la que respondió fue Rachel, Quinn se había quedado en silencio mirando el suelo.

R: Hace una semana.

Finalmente, Quinn levantó la cabeza sintiéndose la mala de la película. Vio cómo su suegra la miraba fijamente y seria.

Sh: ¿Te hiciste estudios de sida antes de acostarte con mi hija? Porque yo no sé quién es ese muchacho con el que estuviste y la verdad es que pensé que esperarían para esto.

Quinn al instante, respondió.

Q: Sra. Berry, mi madre me echó de mi casa dejándome sin un lugar donde vivir. Agradezco que me dejaran quedarme aquí esta semana, son los únicos que se han preocupado por mí. Lo único que tengo es algo de ropa y mi guitarra, trabajo en una tienda de fotografía que me ayuda a juntar dinero para tener mi casa pronto. No soy una chica perfecta y tengo un pasado oscuro, pero déjeme decirle algo. Rachel es la única que logró hacer de mi futuro algo brillante.

Something to die forDonde viven las historias. Descúbrelo ahora