Capítulo 20

646 39 6
                                    


Un ramo de rosas, una cena romántica contra el lago y una noche a solas bajo la luz de la luna es todo lo que Quinn le regalaba a su chica. Y aunque pareciera poco, para la morena era lo más romántico que jamás vio en su vida y más porque estaban las dos solas. El padre de Quinn le había dado la idea de llevarla al lago y le brindó la carpa para que pasaran la noche. Luego de cenar algo, guardaron las cosas y se metieron en la carpa para darse unos cuantos mimos, que terminaron en caricias y en hacer el amor.
Estaban las dos desnudas, abrazadas y Rachel tenía su cabeza apoyada en los senos de su chica y le hablaba mientras jugaba con el pezón y la rubia enloquecía con el gesto, de lo cual Rachel no era consciente.

R: ...y entonces no comprendo porque Finn se comporta así contigo. Eres mi novia y tiene que comprender que debe respetar eso.

Quinn llegó a un estado que no pudo más. La agarró hasta que la colocó encima y la miró con los ojos totalmente cargados de deseo.

Q: Rachel Barbra Berry, si no dejas de jugar con mi pezón voy a obligarte a que me hagas el amor ahora mismo.

Rachel miro su mano y notó que el pezón de la rubia estaba totalmente erecto, la había estimulado totalmente y le agradó saber que había logrado eso en su chica. Con una sonrisa pícara en su rostro, se acercó hacia los pezones de su chica y comenzó a lamerlos lentamente.

Q: Oh, por el amor de Dios... Rachel.

La morena sonrió frente a los pezones que comenzaba a humedecer y comenzó a dar besos, bajando por su panza lentamente, escuchando como la respiración de la rubia comenzaba a acelerarse. Justo cuando se acercaba a su entrepierna, escuchó algo que la dejó paralizada donde estaba.

Q: Rachel Berry, cásate conmigo.

Rachel levantó la cabeza y la quedó mirando seria. La rubia se lo había dicho en serio, era algo que le salió de adentro. Abandonó todo placer para expresarle lo que sentía su corazón.

Q: Sé que debería proponértelo con un anillo y toda la cosa, pero te daré uno antes de irme, lo prometo. Solo dime, ¿serías capas de casarte conmigo a los 18 años?

Se quedaron mirando fijamente a los ojos y la morena sabía cuál iba a ser su respuesta y eso era lo que la comenzaba a emocionar. No lo pensó y actuó con el corazón.

R: Acepto, quiero ser tu esposa Fabray. ¡Acepto!

Dijo y se tiró encima para besarla. La rubia la abrazo y recibió su beso, aunque no fue lo único que le regaló. Comenzó a besarle el cuello de manera pasional, como nunca antes lo había hecho y Quinn se sorprendió ante el gesto. Cerró los ojos y se dejó llevar, hasta que se separó y la obligó a mirarla a los ojos.

La mirada de ambas se conectó como nunca antes y transmitieron gracias con tan solo ese gesto. Gracias por aceptar, gracias por proponerlo, todos los gracias que se puedan imaginar. Otro beso se hizo presente y con él, las caricias que demostraban devoción, cariño, deseo por la piel, por la persona. Quinn no lo pensó dos veces, se giró, colocándose arriba y abrió las piernas de su chica. Ambas formaron una unión perfecta de sus partes íntimas, acompañado por un movimiento sensual, cargado de deseo, de pasión, de amor y de gemidos de placer que significaban mucho.

Estaban llegando a la casa al amanecer cuando Rachel miró a Quinn para hablarle sinceramente.

R: ¿Les diremos a los demás? ¿Cuándo, cuando nos casaremos Quinn?

La rubia le sonrió al ver su vergüenza y le tomó las manos.

Q: Rach, no nos vamos a casar ahora. Primero te daré un anillo como se debe y tengo que estar cuatro meses estudiando en L.A. y luego iré a los premios. Comenzaré a trabajar como fotógrafa y le diré al Sr. Gior que me dé un pase a NY para estar contigo mientras vas a NYADA. Pero si quieres que les digamos a los demás, lo haremos.

Something to die forDonde viven las historias. Descúbrelo ahora