IV - Familia

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-Estamos pensando en asignar a su hijo a una psicóloga luego de la operación...

-¿Psicóloga?... ¿Por... por qué? - la pobre madre respondió algo asustada y secándose las lágrimas de su último llanto con un pañuelo.

-Luego de un accidente fuerte, como el que ha sufrido el joven Karamatsu, los pacientes también necesitan recuperarse emocionalmente y superar ciertos traumas. Debido a que él ha sufrido grandes heridas y será necesaria una larga recuperación, creemos que será necesario asignarle una...

-Está bien... por favor, hagan todo lo que sea necesario para ayudarlo - la señora Matsuno volvió a entrar en llanto. El médico que le hablaba la llevó amablemente a un asiento.

-No se preocupe, hacemos todo lo posible - el hombre se sentó a su lado - La psicóloga no solo ayudará a Karamatsu en su mejora, sino también a usted y al resto de sus familiares. Es importante que el paciente reciba mucho apoyo de sus parientes más cercanos.

-Lo... lo entiendo.

El médico vio nuevamente a la pobre madre. En su mirada se veía realmente el dolor que estaba pasando. Podía sentirse incluso, pese a que lloraba, que se estaba controlando.

Tomó una bocanada de aire y dio un gran suspiro preparándose para hablar de nuevo.

-Los médicos y enfermeras que hablamos con Karamatsu... sabemos que es un buen muchacho y muy responsable... - dijo tomando una de las manos de la mujer haciendo que ella lo mirase - También sabemos que él aprecia mucho a su familia y que estaría dispuesto a todo por ellos. Es una persona muy amable y siempre intenta no ser mucha carga ¿No es así?

-Sí, doctor... - respondió ansiosa la señora - Él es muy bueno con sus hermanos y con nosotros... siempre... siempre está ayudándonos en lo que pueda... es muy considerado... - volvió a entrar en llanto - ¿Por qué tuvo... tuvo que pasarle eso a mi hijo... por qué?... - se cubría el rostro intentando detenerse, pero las lágrimas caían por sí solas.

El médico la dejó llorar hasta que se calmase, al menos por unos momentos, quería que se sincerara un poco con respecto a su dolor.

-Al conocer a Karamatsu en este lapso de tiempo... lamentablemente, en circunstancias poco amenas, hemos notado que, pese a todo, tiene un comportamiento extraño cuando se habla de ciertos familiares... - el hombre cambió su tono a uno serio, la madre solo lo seguía observando - Desde la paramédica que lo atendió por primera vez, hasta la última operación de hace unas horas, hemos pedido que, la psicóloga de la que le hablé, observara su comportamiento para descartar su comportamiento como un daño colateral del accidente...

-En... entonces...

El doctor dio un gran suspiro y miró directamente a los ojos de la madre.

-Yo sé, que los hijos, al crecer, pueden distanciarse de los padres y volverse muy cerrados con respecto a sus emociones, pero... usted, como madre... ¿Cree que Karamatsu se haya llevado bien con sus hermanos antes del accidente?

La señora Matsuno se quedó en silencio y bajó la mirada. Desde que sus niños cumplieron 15 años y empezaron a volverse más "independientes" de ella, había dejado de lado las emociones de cada uno de ellos. Ella sabía que no sería bueno intervenir mucho en sus asuntos personales, y a la vez, confiaba en ellos y en que, como hermanos, se apoyarían en todo, pero aparentemente estaba equivocada.

En ese preciso momento, ella se cuestionó si realmente había hecho de la vista gorda a las emociones de sus hijos. Se sintió totalmente devastada. Creía que era una pésima madre.

No lloró, no dijo nada y solo se cubrió el rostro con ambas manos lamentándose. El médico comprendió esto y no haría más preguntas al respecto.

La desesperación del segundo hermano | Osomatsu-san Donde viven las historias. Descúbrelo ahora