XXI - Amargo

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-¿Karamatsu nii-san? – una voz conocida se asomó por el marco de la puerta.

-Por favor, joven. Debe permanecer en su silla – una enfermera intentaba detenerlo para que este se quedara quieto.

-¡Jyushimatsu! – gritaron todos al verlo. Inmediatamente Osomatsu e Ichimatsu se acercaron a recibirlo.

Fio y la madre de los ninis salieron del cuarto dejando que el resto se encargue. Lo mejor era dejarlo solos.

-Por favor, hagan que se mantenga sentado y tranquilo. Es por su bien y para que no sufra una recaída – dijo la enfermera.

-S... sí... sí, no se preocupe – respondió Osomatsu mientras sujetaba a su hermano menor.

-Jyushimatsu, obedece... te hará más daño estar de pie – decía Ichimatsu mientras intentaba sentarlo sobre una silla de ruedas.

-¡No, no! ¡No quiero! ¡Quiero estar cerca a Karamatsu nii-san! ¡Nii-san! – Jyushi intentaba acercarse al mencionado, mientras los otros 2 intentaban calmarlo. Se veía un poco ansioso y preocupado.

-¡Jyushi! – gritó Karamatsu desde la camilla donde estaba. Todos lo miraron algo sorprendidos – Estás comportándote mal, debes obedecer las indicaciones de los médicos.

Jyushimatsu, al oírlo, inmediatamente se quedó quieto y callado – Lo... lo siento Karamatsu nii-san... - dijo algo triste.

Karamatsu sonrió – No te preocupes, Jyushimatsu, Nii-san no está enojado. Ven... recuéstate a mi costado...

Jyushimatsu sonrió como siempre y casi tambaleándose, y con ayuda de Osomatsu e Ichimatsu, se acercó a su hermano.

Todos sentían algo de alivio al verlo con su mismo carácter. Si bien estaba débil y probablemente aún muy asustado, sabían que por ahora él también necesitaba estar cerca del segundo mayor.

Karamatsu estiró sus brazos para que Jyushi lo abrazara. Este lo hizo de inmediato y dejó caer su cuerpo sobre él. Ambos sintieron un gran alivio ante el contacto.

-Lo siento mucho Nii-san... no pude estar contigo en la mañana... - dijo Jyushimatsu mientras su voz se iba entrecortando.

-No te preocupes... - Karamatsu le acariciaba el cabello para calmarlo – Entiendo lo que sucedió... no tienes por qué preocuparte ¿de acuerdo?

Jyushimatsu se sorprendió un poco – Karamatsu nii-san... ¿sabe lo que ha pasado? – dijo mirando a sus otros hermanos. Todos asintieron un poco tristes.

Jyushi volvió a abrazar al de polera azul – Nii-san... no te preocupes mucho ¿sí? Yo ya estoy bien y de seguro Choromatsu nii-san también lo estará dentro de poco... solo debemos mantenernos unidos y todo será mejor...

Karamatsu volvió a sonreír, pero esta vez no pudo evitar querer llorar... definitivamente Jyushimatsu era ese "pequeño rayo de sol" que hacía reconfortar a todos...

Pasó un buen rato.

Jyushimatsu se había quedado dormido sobre las piernas de Karamatsu. Todomatsu sobre el hombro izquierdo del mismo sosteniéndose de su polera e Ichimatsu sobre la camilla, pero bien pegado hacia el cuerpo de su hermano mayor.

Osomatsu por su parte, sabía que no podría pegar el ojo por más que lo intentara, pero ver a sus hermanos descansando lo revitalizaba un poco...

Tenía sentimientos encontrados frente a lo que veía. Se notaba la falta que hacía Choromatsu.

Se acercó un poco a ver a sus hermanos dormidos, los cubrió con algunas sábanas y acarició el cabello de Karamatsu – Estarás a cargo por un rato ¿de acuerdo? – susurró con la intención de no despertarlo.

Despacio, salió por la puerta del cuarto y se encontró de nuevo con mucha incertidumbre.

Hasta ahora nadie les decía algo sobre la situación de Choromatsu. Y sabía que si él mismo buscaba respuestas, lo más probable es que volviera a ponerse rabioso.

Dio un gran suspiro y decidió salir un momento al jardín del hospital.

Una vez ahí, buscó un lugar donde pudiese sentarse, pero luego recordó que la última vez que estuvo en esa situación, fue peleando con Choromatsu.

Inmediatamente se alejó y prefirió quedarse de pie junto a una máquina expendedora.

Estuvo sumergido en sus pensamientos por un rato y sacó una cajetilla de cigarros de su bolsillo. Casi mecánicamente sacó uno, lo prendió y estaba a punto de llevárselo a la boca, pero la imagen de Choromatsu ayudándolo en el baño para que dejara de toser volvió a su cabeza.

Miró el cigarro, suspiró y lo votó en un tacho cerca junto con la cajetilla entera.

-Maldita sea... - susurró volviendo a entrar al hospital. Una vez dentro, se sentía un poco agitado, pero decidió ignorarlo e ir a la sala de cirugía.

¿Su hermano seguiría ahí?

¿Estaría en cuidados intensivos?

Decidió sentarse en los banquillos de espera, pero, a lo lejos, distinguió dos figuras familiares: su madre y Fio.

Se acercó a verlas y estas se sorprendieron.

-No se preocupen, ellos ya están bien... los dejé durmiendo... - dijo Osomatsu.

Su madre lo abrazó sorprendiéndolo, pero no se quejó ni nada por el estilo, al contrario, recibió el contacto con mucho cariño. La pobre mujer sabía que Osomatsu se estaba esforzando demasiado. Le dio un pequeño beso en la frente y lo miró a los ojos sonriendo.

-Gracias, Osomatsu... - le dijo suavemente.

El mayor no pudo evitar sentir sus ojos humedecerse y, como si se tratara de un niño, escondió su rostro abrazando a su mamá.

La mujer correspondió mientras lo iba calmando...

Fio miró la escena enternecida. Ella también estaba nerviosa por todo lo que había pasado.

Llevaba tanto tiempo viendo el esfuerzo de cada miembro de la familia Matsuno, que ver que cada vez que hacían un avance y ocurría una desgracia, no podía evitar sentir mucha lástima. Sentía toda la situación injusta, pero sabía que no era algo que pudiese controlar.

Por un momento se quedó en silencio y luego decidió hablar.

-Osomatsu... nos dijeron que en un rato nos dirían la situación de Choromatsu... así que... intenta mantenerte tranquilo ¿de acuerdo?

El mayor asintió separándose de su madre.

Debía mantenerse calmado. Lo más probable es que si se descontrolaba de nuevo daría más preocupaciones.

Tener a su madre con los nervios de punta no era algo con lo que quería meterse.

Ya tenía a casi la mitad de sus hermanos heridos. Lo que menos buscaba ahora era que a su mamá le pasara algo.

Los 3 se sentaron cerca de una oficina al lado de la sala de cirugía. En cualquier momento un médico o alguien debía aparecer.

Cada segundo se hacía eterno.

Pasaron 15 minutos y por fin alguien de bata blanca los llamó al verlos - ¿Familia Matsuno?

Todos entraron a la oficina del médico y esperaron que este hablara.

Estaban ansiosos por no decir desesperados, pero debían mostrarse serenos.

El silencio del médico los desesperaba más... y para colmo, un extraño presentimiento había invadido a Osomatsu de repente...

*Continuará.

SE VIENE EL ANGST :D
Son permitid@s de odiarme <3
Espero sus amenazas en los comentarios. Gracias por leer :)  

La desesperación del segundo hermano | Osomatsu-san Donde viven las historias. Descúbrelo ahora