-Nii-san, son las 9, ya vamos a acostarnos – dijo Todomatsu mientras abrazaba a su segundo hermano y lo ayudaba a pararse de su silla de ruedas.
-Nii-san, hoy también quiero dormir abrazándote – dijo Jyushimatsu uniéndose a sus hermanos para ayudarlos.
-Alistaré el futón y traeré otras sábanas – dijo Ichimatsu mientras salía del cuarto.
-Karamatsu, tu medicina y tu té están listos... te ayudaré a tomarlos cuando nos sentemos en el futón... - soltó Choromatsu mientras partía unas pastillas en sus manos.
Tomaba, aproximadamente, media hora poder organizar todo lo necesario para acostar a Karamatsu. Todos los hermanos sabían qué hacer y estaban cada segundo al pendiente de él.
Tenían que ayudarlo a acostarse, vestirse y asearse. Darle sus medicinas y alimentarlo también era parte de la rutina...
La habitación de los ninis había sido adaptada totalmente. Todas las paredes tenían barandas y estaban vacías. El suelo había sido revestido de una suave alfombra blanca. Las ventanas estaban selladas y los vidrios habían sido reemplazados por plástico. No existía ningún mueble en el cuarto y no había nada ahí que pudiese romperse. Todos los objetos eran blandos y sin puntas.
-Nii-san... - los dos menores abrazaban con fuerza a Karamatsu mientras lo ayudaban a terminar de vestirse. Jyushi le ponía el pantalón teniendo mucho cuidado con sus piernas, Totty abrochaba su camiseta, y mientras, Ichi, lo sostenía desde su espalda para evitar que su hermano se cayese.
Una vez listo, se sentaron sobre el futón armado mientras sostenían con mucho cariño a su hermano. No dejaban de conversar con él y decirle cosas positivas.
-Ya está lista la almohada y la faja... - dijo Osomatsu entrando al cuarto con los objetos en sus manos – Traje las medicinas que nos pidieron, las dejé afuera – esto último lo dijo haciendo una señal con sus manos indicando el lugar, no quería que Karamatsu oyera en dónde estaban.
-Karamatsu... abre la boca, por favor – dijo Choromatsu mientras le alcanzaba un par de pastillas y una taza de té – Mi bien te tragues las pastillas, te ayudaré a beber de la taza, ya está frío. He partido las pastillas con mucho cuidado, no te preocupes.
Era esencial cuidar cada detalle. Todo se había vuelto peligroso.
Osomatsu se sentó junto al resto y mientras Karamatsu bebía colocó, con mucha delicadeza, una faja especial en la cadera de este. Cuando lo vio terminar de beber puso, en medio de la cama, la almohada que había traído. Esta tenía una forma particular: era gruesa, ancha, larga y tenía 2 brazos que fácilmente podrían sostener la cintura y la columna del joven para poder sentarse y recostarse.
La habitación estaba tranquila. Cada nini se hacía cargo de una parte para atender a su hermano antes de acostarse. En ningún momento ninguno hizo alguna queja o un comentario extraño. Todo lo que decían era perfectamente calculado antes de decirlo.
-¿Nii-san... puedo dormir abrazándote hoy? – volvió a repetir Jyushi mientras sostenía sus manos. Últimamente lo hacía seguido para revisar sus muñecas.
-Sí... my... my little Jyushi... - dijo Karamatsu tocándole el rostro a su hermanito. Este, ante el contacto, lo abrazó inmediatamente.
-Eres genial Karamatsu nii-san... - susurró el de polera amarilla mientras lo abrazaba.
A lo que Jyushi mimaba a su hermano, el resto aprovechaba en vestirse y asearse. Uno a uno fueron saliendo y entrando del cuarto hasta estar completos.
Cuando llegó el turno de Jyushi, Todomatsu tomó su lugar abrazando a su hermano.
-Karamatsu nii-san... mañana vendrá la terapista del habla... ¿puedo estar en tu sesión? – dijo tomándolo de las manos con mucho cariño – Me gusta oírte hablar...
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La desesperación del segundo hermano | Osomatsu-san
Hayran KurguToda la falta de interés que sus hermanos le habían mostrado durante estos años, lo llevó a la locura.