Mi garganta esta seca, los latidos de mi corazón se aceleran de forma desmesurada al igual que mi respiración, los recuerdos de todo el dolor que vivimos en esos momentos hacen que las lágrimas se asomen al borde del precipicio y los sollozos hacen que estas sean liberadas en grandes cantidades. Mis manos van directo a mi rostro y me cubro dejando todo el dolor salir. Pero esta vez de una forma nunca experimentada, el pensar que alguien más podría saber de lo que sucedió hace que mi cuerpo tiemble y que los sollozos sean repetitivos y jadeantes. Pienso en Trent y el alma se me hace diminuta recordando los pocos momentos que pasamos juntos y felices. A quien voy a engañar, sigo amándolo con fuerza inmedible y locura despiadada. Todo este tiempo tratando de ser fuerte no ha servido, se que el ha pasado lo mismo, pero el no quiere arrastrarme más a ese oscuro infierno en el que su alma es retenida. Pero eso no impide que se abran de nuevo las viejas heridas.
Unos brazos me rodean y me sorprendo ya que no había sido consciente de que aún estaba Gavin frente a mi. Su voz es apenas audible debido a mis sollozos pero logro entender algunas palabras de consolación. Lo que provoca que más fuerte sea mi llanto al tener que ocultarle mi pasado, al tener que verle la cara y ver que siente dolor por mi.
Mis brazos lo rodean y mis lágrimas empapan su camisa sin importarme nada. Sólo quiero llorar, pero no sola a escondidas, necesito sentir que alguien me apoya sin tener que decirle algo a cambio.
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Despierto por un fuerte trueno y rápidamente me siento para ver a mi alrededor. Estoy en el sofá de la sala con una manta en mis piernas. Mi último recuerdo fue cuando Gav me trajo hasta aquí y como me quedé dormida llorando en su pecho. Pero el no se encuentra a mi lado, en cambio veo una nota donde dice que ha salido a correr. Se que lo ha hecho debido al coraje, espero que sea cierto ya que no quiero que se meta en problemas con Trent de nuevo.
Remuevo la manta de mis piernas y me pongo de pie para poder ponerme decente aunque sea para hacer el desayuno porque son las 5:30 de la madrugada.
Una vez frente al espejo veo mi reflejo y sólo doy asco, mis ojos hinchados h rojos, mejillas rosadas y el pelo alborotado. Decido quitar todo rastro de lágrimas en mi y tomó una ducha para despejarme un momento. Al salir veo que mi teléfono está sonando y tomó la llamada sin ver quien es. Pero para mi suerte resulta que es el y mis piernas tiemblan y mi respiración es dudosa.
-Nye...
Su voz ronca hace que mi corazón salte en mi pecho como buena idiota. Tomó asiento a un lado de la cama y escuchó su tranquila respiración.
-Abre la ventana.
