Sweat

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Calor, era todo lo que nos rodeaba, era todo lo que sentíamos y que desprendiamos sin parar.

Sus manos tallaron cada parte de mi cuerpo y yo esculpi y trace cada marca que el suyo mostraba. Sus besos dejaron ligeros destellos de lo que el cielo podría ser pero también del infierno al que me iba a llevar. Mis pulmones reclamaban aire pero mi cuerpo reclamaba el dulce néctar en el cual me regocigaba.

El silencio nocturno era acompañado de nuestros gemidos y quejidos, de como nuestro mundo se hacia solo uno y nada importaba. Las sábanas se humedecieron al igual que nuestros cuerpos. Nuestros movimientos solo mostraban la necesidad que a pesar de todo era insaciable. El éxtasis se apoderaba de mi de formas infinitas y no quería parar. No quería que se detuviera, este hombre sobre mi era mio, lo sabia, se estaba entregando. Me estaba dando todo tipo de poder sobre si, pero yo también lo hacia, yo también me entregue y en silencio jure aceptarlo, amarlo, herirlo y sanarlo. Pero sobretodo salvarlo, porque se que las llamas del infierno aclaman su nombre y que yo me tendré que enfrentar a estas.

Yo por el soy capaz de todo, y se que ese todo empieza hoy. Me vida daría un cambio radical ante este encuentro, no importa si tendría que huir estare con el.

Lo seguiré.

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El irresistible calor se hizo presente cuando abrí mis ojos, la pesadez del cansancio volvió a mi pero no podía detenerme. Tenia que levantarme, sus brazos me retenian en la cama y no puedo negar que no lo disfruto. Mis dedos rozan sus pómulos y sus pestañas hacen un leve revoloteo pero no me muestran aquellas perlas esmeraldas. Mis manos pican ante la ansiedad, y suspiro apoyándome nuevamente en su pecho. Observando el movimiento de este al compás de su respiración, y delineando cada detalle que este tiene.

Mi mente repite las imágenes de las horas anteriores y todo mi cuerpo se estremece, eso fue carnal, y real. Sus ojos fueron tan expresivos que no tuvimos que decir nada. Las palabras en ese momento sobraban, solo nuestras manos tenían permiso de transmitir todo lo que nuestros corazones decían. Todo ya se había dicho, ya me había marcado.

Un fuerte suspiro y un fuerte agarre me sirvieron de señal para saber que mi chico había despertado. Dirijo mi mirada hacia su rostro y ahí estaban aquellas perlas brillantes ocultas  por  espesas pestañas las cuales le brindaban sombra y solo podía envidiarlas. Sus dedos rozaron mi mejilla y mis ojos como buenos perezosos se cerraron con ellos. Una adormilada sonrisa adorno mi rostro y oculte este en el hueco de su cuello, no es que no quisiera verlo es que no lo quería dejar ir. Suspiré e inhale el aroma de su cuerpo el cual me volvía loca. Sus caricias en mi piel me dejaron en un estado de relajación del cual dudaba iba a poder escapar. Pero era obvio que debía tratar de escapar de ese reconfontarte refugio y volver a la realidad.

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Los cambios continúan,¿listas para lo radical?

Besos y Deseos.!
Fe.!

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